Una ley que moja a todos en Cuba (+ Fotos e infografías)

La Isla de la Juventud recuerda a propósito de la Ley de Aguas Terrestres la ejecución, desde los años 60 del pasado siglo, de 14 presas y sistemas de riego, fruto de la voluntad hidráulica iniciada por Fidel

Todos en Cuba saben usar el agua, pero no conocen por qué debe existir una ley que responda precisamente a los aspectos más cotidianos de la ciudadanía, a muchos de sus problemas relacionados con las aguas terrestres, que suelen ser objeto de planteamientos de la población, quejas o de cartas que llegan a nuestros medios de prensa, pero que no estaban recogidos en un cuerpo legal, cómo resolverlos y dirimirlos jurídicamente.

En la clausura de la reciente sesión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el viernes, el presidente Raúl Castro destacó que muy vinculada con la “Tarea Vida”, el Plan del Estado cubano para el enfrentamiento al cambio climático, que calificó de especial significación estratégica para el presente y sobre todo el futuro del país, dada su condición insular, “aprobamos la Ley de Aguas Terrestres, en la que se ha venido trabajando… con el concurso de los organismos y las instituciones de mayor incidencia en la gestión integrada y sostenible del agua, un recurso natural vital que debe ser protegido en interés de la sociedad, la economía, la salud y el medio ambiente…”.

voluntad hidráulica DE Fidel

Alertó de su necesidad en las actuales “circunstancias de prolongadas y cada vez más frecuentes sequías que enfrentamos, acerca de lo cual se ha estado brindando bastante información a nuestro pueblo y hay que continuar haciéndolo”.

En esas condiciones se hace imprescindible la Ley de Aguas Terrestres, en aras de ordenar de manera integral y sostenible la gestión de este recurso, como resultado del amplio proceso de consultas iniciado en octubre último, perfeccionado al calor del análisis, y que fue muestra de otro ejercicio democrático.

No se partió de cero. Elocuente fruto de la voluntad hidráulica iniciada por Fidel es, además, la nueva legislación, que en esta segunda ínsula cubana nos lleva a recordar la ejecución desde los años 60 del pasado siglo de 14 presas y sistemas de riego, que de cero capacidad de embalse permitieron almacenar más de 229 millones de metros cúbicos de agua, sin los cuales no hubieran podido acometerse los amplios programas agropecuarios e industriales.

A lalegislación se llega con la continuidad de un programa que en la Isla muestra entre otras realizaciones la construcción del primer acueducto de Nueva Gerona apenas triunfó la Revolución, el avance de la rehabilitación de redes hidráulicas y el empleo de moderna tecnología para tratar la casi totalidad del líquido que llega a los hogares, así como otros esfuerzos encaminados a desterrar el derroche.

INTERRELACIÓN CON DIVERSAS RAMAS

Y más recientemente el uso del agua estaba regulado por el Acuerdo 72/2012 del Consejo de Ministros -estableciendo su política nacional-, hasta que en 2013 comenzaron las acciones legales para redactar el proyecto de Ley de las Aguas Terrestres, en respuesta a los Lineamientos aprobados en el VI Congreso del Partido y actualizados en el VII, además de contener la experiencia cubana en el empleo del líquido, así como el conocimiento de fenómenos como el cambio climático, con la premisa de no comprometer para las próximas generaciones el acceso al agua potable.

A la par de tan fecundos antecedentes ha sido compleja la tarea de realizar una legislación sobre la gestión de un recurso interrelacionado con la mayoría de las actividades y sectores sociales y económicos, así como con otras regulaciones en las que también el agua es clave, como la propia Ley medioambiental, las referidas al manejo sostenible de la tierra, de las zonas costeras, las de energía y minas, la forestal y de Cuencas Hidrográficas.

Como consta en la propia norma la gestión integrada de las aguas terrestres, recurso natural renovable y limitado, requiere de eficaz planificación, dirigida a satisfacer el interés general tanto de la sociedad y la economía, como la salud y el medio ambiente, con el fin de garantizar su conservación en armonía con el desarrollo sostenible, así como las medidas pertinentes ante los eventos derivados del cambio climático global.

Entre estos últimos, por ejemplo, se vaticina la alteración de los ecosistemas y sus servicios, tales como agua potable y el aire, la preservación del suelo e estabilidad climática, todos vitales para la salud y la supervivencia de la especie humana.

La referida norma jurídica no solo urge ante los desafíos presentes y futuros. Es ley que moja a todos en Cuba e integra a la estrategia nacional por la vida.

 

 

 

 

 

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Economía Isla de la Juventud
Diego Rodríguez Molina
Diego Rodríguez Molina

Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana. Tiene más de 40 años en la profesión

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