Un pinero en Vallegrande

Foto: Gerardo Mayet Cruz

Por Víctor Piñero

Cuando le comunican de la misión internacionalista en Bolivia piensa en el cubano argentino Ernesto Guevara de la Serna y las complejas circunstancias que rodearon su vida.

Quizás eso explica la súbita reacción del Licenciado en Enfermería Walfrido Caballero Odio al conocer que en el Hospital Señor de Martha, único de Vallegrande, en el Estado de Santa Cruz, donde presta ayuda solidaria y entrega medicamentos gratis, estuvo el cadáver del Che y que la enfermera –ya jubilada– que lo baña y viste, aún vive al frente de la institución sanitaria.

No lo piensa dos veces, va rápido en busca de la señora y la halla en unpequeño puesto en la venta de alimentos ligeros. El encuentro sucede a unos días de la llegada del pinero aesa nación en abril de 2008.

“Olvidé su nombre –dice el colaborador–, pero grabé en mi mente la mirada afectuosa de la mujer que tenía delante y la disposición suya de narrar, con cierta mezcla de amor y dolor, su vivencia.

“Ella cuenta que supuestamentelo llevaron herido a curar, aunque la verdad era otra: ya estaba muerto, y al tocar el cuerpo de aquel ser surge una empatía que no sabe explicar. Después se entera que al jefe guerrillero lo apresan tras el combate de la Quebrada del Yuro al recibir varias heridas en las piernas y una bala destrozarle el fusil, luego lo trasladan a la escuelita del caserío de La Higuera.

“Para mí es gratificante haber estado en un hospital lleno de historia. Éramos 28 cooperantes de Cuba que durante dos años permanecimos allí.

“Resulta una experiencia única caminar por las calles del pueblo que el Guerrillero Heroico fue a defender, ser bien acogido por sus habitantes, los cuales son de corazones tiernos,y ver cómo las personas mayores te paran para conversar de Cuba, del Che… y de su lucha  por la libertad de nuestra Patria.

“Asistimos, junto a los trabajadores y profesionales bolivianos, a muchos actos en los que le rinden homenaje y lo tienen como un ídolo, casi un Dios, al hacerle tantas ofrendas. Cada Ocho de Octubre y 14 de Junio lo recuerdan en el mausoleo que lleva su nombre, el cual visitan extranjeros como franceses, alemanes, venezolanos, ecuatorianos y, en su mayoría argentinos, y dejan sus huellas con firmas, frases, flores, canciones, poemas, banderas, condecoraciones, prendas personales, escritos y velas e incluso acampan alrededor de la morgue –situada en el perímetro del hospital– donde prepararon el cadáver

“Tuvimos el privilegio de contar con la visita del médico forense Jorge González Pérez, en la actualidad director de Docencia Médica del Ministerio de Salud Pública, quien participó en el equipo multidisciplinario –de más de 100 científicos cubanos– que encontró el 28 de junio de 1997 los restos del Che y parte de sus compañeros en la guerrilla de Bolivia.

“Nos dio una explicación acerca de los largos años de búsqueda y trabajo, siempre con el respaldo del Comandante en Jefe Fidel y debido a la investigación histórica y la estrategia de integrar la arqueología, geofísica, biología y la antropología venció la ciencia y la técnica. Ni el frío insoportable, ni la tensión en los minutos finales para el vencimiento del plazo en Bolivia, impidieron que descubrieran la fosa con las osamentas, hasta hicieron guardia, era un hallazgo que tocó la sensibilidad de nuestro pueblo y tuvo una repercusión mundial.

Walfrido, hoy jefe del departamento de Colaboración de Salud Pública en la Isla de la Juventud, muestra en la computadora sus fotos de entonces, se detiene en una en la que aparece descalzo y comenta: “Me quité los zapatos para sentir la propia tierra que pisó el Che, y ese recuerdo me quede por siempre, porque se impregnó en mí al absorber esa energía tan grande del indiscutible paradigma que te dice que está vivo”.

 

La enfermera que baña y viste al cadáver del Che. Foto: Cortersía del entrevistado

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Mayra Lamotte Castillo
Mayra Lamotte Castillo

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana; tiene más de 40 años en la profesión.

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