Ubre Blanca: Campeona de Cuba

Por estos días de enero en el Municipio Especial se recuerda la proeza de la conocida Campeona de Cuba: Ubre Blanca, la vaca que produjo 24.268.9 litros de leche (cerca de 55.090 libras en 2.27 libras por litro) en 305 días (un periodo de lactancia) que terminaba en febrero de 1982.

Su rendimiento diario promedio con tres ordeños fue de 110,9 kg, hazaña reconocida en los expedientes de récords Guinness.

Aquella belleza de ganado vacuno, de color blanco y negro parduzco, orejas  largas, anchas, y un cuerpo esbelto, arrebató con esta marca el título de campeona mundial a la estadounidense Arlinda, que en 1975 había merecido tal lauro.

Sin dudas Ubre Blanca,  conocida en el quehacer genético ganadero como una F 2, al ser descendiente de un semental Holstein de selección local (75 por ciento) y de una mestiza cebú (25), resulta una de las mejores pruebas del nivel alcanzado por la ganadería cubana.

A finales de mayo de 1980 comenzó a llamar la atención, pues a partir de su tercer parto fue capaz de aportar 63 litros de leche en un día. A partir de entonces se decidió mejorar la dieta y el manejo del animal, brindándole mayor bienestar, para lo cual se creó un grupo multidisciplinario de atención técnica, liderado por la doctora Rosa Elena Simeón, quien en aquellos momentos laboraba en el Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria.

El logro trajo en reiteradas ocasiones a la Isla al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, a delegaciones gubernamentales de otros países y representantes de la prensa internacional que validaron ante el mundo la superioridad productiva de Ubre Blanca, quien logró producir más de cien litros de leche en un día, y hasta 41 en un ordeño, cuando para uno de su tipo alcanzar 30 en una jornada era de por sí un hecho extraordinario.

Dicho récord, aún sin igual en más de 30 años, implicó un necesario riesgo para la salud de Ubre Blanca.

Llevarla a tal nivel de producción podía implicar la proliferación excesiva de tejido glandular de la ubre en el parto siguiente. Ello devendría en un descuelgue de la misma por el agotamiento de los ligamentos suspensores, lo cual la limitaría como animal lechero.

En efecto, a los siete días de nacido su descendiente, Camaraco-Tropical, la ubre alcanzó un perímetro de dos metros, casi su longitud corporal, y paulatinamente se descolgó.

Contaba con 14 años, tenía ya tres partos incluidos, se pensaba que pudiera batir las marcas productivas existentes. Finalmente la trasladaron al Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (CENSA), ubicado en la actual provincia de Mayabeque, donde la sometieron a un tratamiento hormonal para obtener óvulos que serían usados en estudios futuros.

Este proceso exacerbó una tumoración (epitelioma) que ella tenía en la piel, en la parte izquierda de la grupa, como consecuencia de la exposición a los rayos del sol, y que es típica de la raza Holstein, por lo que se decidió sacrificarla, aproximadamente a los 17 años de edad.

Cuando han pasado más de 30 años del suceso, los pineros sentimos orgullo de la Campeona de Cuba.


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