“Tengo tatuada en mi corazón aquella tarde cuando Fidel puso su mano derecha sobre mi hombro y dijo que nosotros éramos grandiosos porque siendo ciegos brillamos y fuimos capaces de bailar a la altura de los demás.
“Tengo tatuada en mi corazón aquella tarde cuando Fidel puso su mano derecha sobre mi hombro y dijo que nosotros éramos grandiosos porque siendo ciegos brillamos y fuimos capaces de bailar a la altura de los demás.