Su única culpa: ser cubanos

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Los pinos nuevos no cesan en denunciar cómo el odio y la presión de una turba fanática bajo el nombre de Cuerpo de Voluntarios derramó brutalmente la sangre de ocho estudiantes del primer curso de la carrera de Medicina de la Universidad de La Habana, debido a un hecho que no cometieron.

El ominoso crimen contra aquellos casi niños, convertidos en mártires con edades oscilantes entre 16 y 21 años sucedió el 27 de noviembre de 1871, a las 4:20 de la tarde, por la falsa imputación de haber profanado en el cementerio de Espada la tumba del periodista español integrista Gonzalo Castañón Escarazo.

Los condujeron con las manos esposadas y un crucifijo entre ellas hasta la explanada de la Punta, donde los colocaron de dos en dos, de espalda, de rodillas, para ejecutarlos sin piedad hace ya 164 años.

Su única culpa era la de ser cubanos, porque así fue como el poderío español sació su impotencia ante el triunfo de las cargas al machete en las provincias orientales y la firmeza de los deportados a la entonces Isla de Pinos.

Sus cadáveres fueron enterrados en una fosa común en un campo santo rústico, cuyos restos–tras larga búsqueda– encontró y traslado de sitio Fermín Valdés Domínguez, uno de los alumnos de aquel grupo.

Valdés Domínguez  reivindicó la inocencia de sus condiscípulos al obtener del hijo de Gonzalo de Castañón en 1887 el testimonio por escrito de que la tumba de su padre no había sido profanada.

Los jóvenes acaban de defender  la soberanía de Cuba en las urnas durante los exitosos comicios de este 26 de noviembre, para que no se repita una monstruosidad como la cometida contra Alonso Álvarez de la Campa y Gamba, Anacleto Bermúdez y Piñera, José de Marcos y Medina, Ángel Laborde y Perera, Juan Pascual Rodríguez y Pérez, Carlos de la Torre y Madrigal, Carlos Verdugo y Martínez y Eladio González  y Toledo, quienes estaban en la flor de su existencia.

Dieron muestras de valentía: no gimieron, ni suplicaron, ni traicionaron sus ideales, por eso se agigantan en el corazón de aquellos que nunca los hemos olvidados y, a lo largo de los años, otros cubanos tan jóvenes como ellos lo han entregado todo por la Patria.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Mayra Lamotte Castillo
Mayra Lamotte Castillo

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana; tiene más de 40 años en la profesión.

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