Para homenajear a un ser que trascendió las fronteras de hombre para convertirse en pueblo no hacen falta grandilocuencias, esas son para los necios. Para homenajear a un ser que vibró y vibra aun en las almas de los miles que lo acogieron y gritaron su nombre con orgullo basta un silencio, una flor, un canto.
Así, de forma sutil y enérgica se rindió tributo en la Isla al cumpleaños 91 del joven eterno. Con cada movimiento de los bailarines del grupo Índigo frente al parque central de Nueva Gerona se movía también el espíritu de Fidel, en cada nota de música cabalgó su legado y se adentró en las más íntimas fibras de los pineros que se reunieron a celebrar su aniversario, porque la muerte se llevó su cuerpo pero Él sigue vivo.
La noche, las banderas, las palabras, todas fueron cómplices y testigos de una velada que no dio lugar a la tristeza, porque recordar la grandeza de su vida era mucho más importante.
Fidel revivió este 13 de agosto. Su pueblo lo devolvió a la montura y repasó con él cada gesta, cada historia.
De nada valió una ausencia física, nada lo convirtió en olvido, al contrario más fuerte se sintieron sus enseñanzas, más cerca lo sintió su gente.
El Comandante partió a la inmortalidad y dejó aquí su vida, esa que celebramos porque representa una Revolución, una Patria, una Cuba anhelada y conquistada.
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