Regocijos sin edad

En Isla de la Juventud más de 50 jubilados se han reincorporado al trabajo en los últimos 18 meses
Entrevista: Ana Elsa
Foto: Marianela Bretau Cabrera

Ana Elsa Revé Hernández está rodeada de un colectivo de trabajo que la quiere y apoya, pues así lo constaté cuando fui a entrevistarla en plena faena. Al principio ella se mostró penosa, pero sus compañeras dieron inicio al inusual diálogo.

Natural de Sagua de Tánamo, en Holguín, Ana es técnica de farmacia, que ejerció desde los 21 años y desde 1984 trabajó en la Farmacia en el centro histórico de La Fe hasta su jubilación en el 2015, que le correspondía y quería descansar, ocuparse más de la casa, pasear, visitar a su familia y disfrutar de su nieto.

“Un año después de haberme retirado, la administradora de la farmacia me propuso volver a trabajar ya que al irse de misión internacionalista una compañera del centro, quedaba una plaza disponible y me necesitaban, así que accedí y aquí estoy”.

Así expresa la farmacéutica de 64 años, quien prosigue: “Me reincorporé en junio de 2016 como almacenera pues me sentía útil y a mí me gusta lo que hago, aquí me mantengo activa, no se descansa, siempre hay que hacer y mi colectivo de trabajo es buenísimo, somos como una familia”

Una de sus colegas interrumpe y subraya “así le está huyendo al Alzheimer”, y la entrevistada sonríe afirmativamente.

Revé Hernández aún se siente con fuerzas para seguir trabajando y alega: “me siento bien y mientras haya una plaza disponible trabajaré”. La también internacionalista encuentra en su labor una forma de estar en actividad y feliz, trabajando por una sonrisa.

Entrevista: Lupe
Foto: Marianela Bretau Cabrera

LA NUEVA PASIÓN DE LUPE

La profesora Lupe –como todos la llaman- descubrió una nueva pasión cuando se reincorporó a la vida laboral el pasado curso escolar. Trabajar con los niños y aplicar en sus clases todo el contenido que ella impartió en distintas metodologías a los educadores, es una gran recompensa y satisfacción que la regocija.

Guadalupe Eugenia Martínez Díaz, natural de La Habana, se jubiló con 62 años y pasado siete meses volvió a trabajar y aunque tiene en su haber más de cuatro décadas en Educación, aún desea hacer más, y confiesa que se siente realizada en su nueva labor.

“Era profesora de la Universidad Pedagógica Carlos Manuel de Céspedes en La Demajagua cuando me jubilé en enero del año pasado, que pude haberme retirado desde los 55 años cuando estaba en vigor la otra ley pero no lo hice porque me sentía bien y  tenía capacidad de trabajo. Ya después esperé hasta los 62 para hacerlo junto con mi esposo.

“Realmente no me quería jubilar pero al vivir en La Fe y trabajar en la Demajagua se hacía muy difícil la situación del transporte y levantarse temprano para coger la ruta 37…”, expresó la maestra.

“Pero una vez en casa, sentía que me faltaba algo por hacer –prosiguió Lupe-, todas las tesis de maestrías que había tutoreado, las estrategias educativas propuestas en las investigaciones, poner en práctica la teoría enseñada hizo que me reincorporara como educadora en el sexto año de vida del círculo infantil Flor de la Amistad en el Panel I, cerca de mi casa.

“Es muy lindo trabajar con los niños pues cuando les doy clases y los motivo, veo como sus ojitos les brilla y yo soy la mujer más feliz. Estoy agradecida también con las educadoras que me dicen profe aunque soy una igual que ellas. Me siento tan útil y realizada que ojalá la salud me acompañe para seguir”, asegura la también Máster en Educación Preescolar, quien con 15 años comenzó como profesora de Química tras graduarse de curso de emergente.

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