“Haber participado en el programa de las escuelas internacionalistas iniciado por Fidel en la Isla de la Juventud, obra trascendente que sobrepasó fronteras hacia otras tierras del mundo, fue un momento oportuno donde los educadores contribuimos a desterrar la ignorancia y la incultura de millones de seres humanos”, dijo emocionada Herminia Virgen Díaz Pérez.
“Han pasado cuatro décadas, –rememora la experimentada docente– pero la práctica del internacionalismo es un valor supremo de la solidaridad y humanidad. Estas han sido siempre de las cualidades que atesora el pueblo cubano.
“Aquellos recuerdos invaden mi mente. Fue una experiencia inolvidable que marcó el comienzo de una hermosa historia que invita a rememorar los lazos de amistad entre Cuba, y en especial la Isla de la Juventud, con países de África, Asia y América Latina.
“Yo era muy joven, apenas tenía 20 años cuando inicié mi trayectoria laboral como cuadro de dirección en diferentes responsabilidades en el sector educacional -reconoce ella- fui subdirectora, metodóloga, inspectora, asesora, entre otros cargos.
“En los años 80 me desempeñé como directora de la Secundaria Básica en el Campo 28 de Enero donde solo había estudiantes de Mozambique. Eran disciplinados y exigentes en los horarios.
“Por tales resultados llegamos a ser escuela modelo junto a una secundaria de la provincia de Camagüey, la verdad no recuerdo el nombre, pero sí el regocijo de mis estudiantes y profesores, quienes recibieron el estímulo de disfrutar durante 21 días en el Campamento Internacional de Pioneros de Varadero, en Matanzas.
“De igual modo trabajé en otras instituciones docentes con alumnos de varias nacionalidades como Sahara Occidental, Nicaragua, Namibia, Sudáfrica, Guinea Bissau, Burkuina Faso, Cabo Verde.
“En ocasiones participé junto a Fidel en las visitas a las escuelas con presidentes de países como Etiopía, Zimbabwe, Ghana, Sahara Occidental, Gambia, entre otros. Hoy siento la satisfacción de que con nuestra noble misión contribuimos a la formación de decenas de miles de jóvenes del Tercer Mundo.
“Mantengo comunicación con ellos, de quienes conservo fotos, cartas y hasta listados de los últimos grupos y recuerdo el rostro de algunos árabes como Federico, Gerónimo, Saleh, Mohamed, Alí y de Julio, Marcelo y Mario, estos últimos nicaragüenses. Les escribo también a sus padres, quienes siempre expresan agradecimiento”.
Sentimientos así se agolpan en el pecho de muchos profesores y personal de servicio que escribieron esa hermosa página.
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Toda una vida de consagración y entrega al magisterio, bello artículo y reconocimiento a esa generación de cubanos q sacrificaron hasta su familia para fomentar la educación a miles de extranjeros, que hoy aplican los valores y humanismo enseñados en la isla por estos maestros, debería escribirse más de ellos, para rescatar esos valiosos principios que poco a poco se van desapareciendo.