Con la reapertura de las instituciones de atención al adulto mayor en la Isla, la casa de abuelos Alegrías de vivir, retoma su plan de actividades bajo el estricto cumplimiento de las medidas higiénico sanitarias orientadas por el Gobierno y Salud Pública.
Estas se realizan en espacios abiertos, con el objetivo principal de actualizar el estado sicoafectivo, relacionado o no con el aislamiento social, y satisfacer las necesidades de esparcimiento y recreación de sus 34 abuelos.
Según Lorena Rumayor Fernández, sicóloga del centro, cada mes planifican el cronograma de actividades con la presencia de una licenciada en Cultura Física, quien se encarga de dirigir los ejercicios físicos. También asisten trabajadores de la Casa de la Cultura, Artes Escénicas, así como artistas invitados con diversas iniciativas.
Por otro lado los museos tienen un espacio fijo donde el personal intercambia con los longevos acerca de la historia local y nacional. Se efectúan encuentros con jóvenes para eliminar antagonismos generacionales o imaginarios sociales hacia la tercera edad.
La Filial de Ciencias Médicas, por su parte, desarrolla un proyecto anual con el fin de acercar y sensibilizar a los futuros profesionales de la Salud con este grupo etario dotándolo de otra red de apoyo.
En cada fecha conmemorativa intervienen las organizaciones políticas y de masa, así como la Asociación Cubana de Limitados Físico Motores, la Asociación Nacional de Sordos de Cuba y la Asociación Nacional de Ciegos y Débiles Visuales.
Además, en el propio centro tienen lugar encuentros culinarios y deportivos de conjunto con los círculos de abuelos de las comunidades y se aplica el Programa Educativo para Adultos Mayores en Instituciones de Salud, el cual satisface de manera educativa a este sector poblacional y permitiéndole ampliar conocimientos, prevenir, potenciar y mantener capacidades físicas y síquicas para la recuperación y mantenimiento de actividades cotidianas.
“A estas actividades –afirmó Rumayor Fernández– siempre se trata de insertar a la familia, pues desempeña un rol decisivo en el fortalecimiento de los vínculos entre ambas partes y contamos con un Consejo de Familia encaminado a percibir dificultades de convivencia y el manejo inadecuado del anciano.
“Cada acción, agregó, les posibilita tener una visión más optimista de la etapa del desarrollo en la cual se encuentran, satisfacer sus necesidades personales, generar nuevas motivaciones y proyectos de vida, entre otros beneficios”.
Según Yeisa Sarduy Herrera, máster en Desarrollo Social del programa Flacso-Cuba y socióloga del Instituto de Investigación Cultural Juan Marinello en La Habana, la tercera edad precisa de un amor multiplicado que en ocasiones los miembros de la familia no saben ofrecer. El hecho de tener un lugar donde realizarse, hacer ejercicios, intercambiar o conservar su estabilidad es un logro de nuestro Sistema de Seguridad Social y el Ministerio de Salud Pública.
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