Cuando el pasado 22 de febrero se alistaban para partir hacia Cuba desde su país, Alemania, no imaginaban la experiencia por la cual transitarían; no era de un simple viaje, sino de un encuentro que les permitiría conocer mejor las interioridades de un pueblo víctima del más inhumano bloqueo del gobierno de EE. UU., hace más de 60 años.
La delegación, compuesta por estudiantes de universidades alemanas, fue recibida en el Consulado de Cuba en Berlín antes de su partida al Mayor de los Archipiélagos del Caribe, donde cumplen un programa socioeducativo en el ámbito del proyecto Tamara Bunke, desarrollado en coordinación con la universidad tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (Cujae) y el apoyo de otras nacionales.
Por décimo cuarta ocasión llega al país un grupo de estos jóvenes, integrantes del proyecto de solidaridad e intercambio Tamara Bunke – ¡Un mundo mejor es posible!
“Y es que esa era la esencia de Tamara, hija argentina de padres alemanes, pero entregada, además, a la lucha por la Revolución cubana; por eso para reconocerla mejor debería llamarle Tania La Guerrillera, como quedó grabada esta mujer entre los cubanos.
¡Qué mejor manera para recordarle entonces que darle su nombre a este proyecto!”, afirmó Aniurkis Peña Arregui, coordinadora del mismo en la universidad Jesús Montané Oropesa de la Isla de la Juventud, y resume el propósito en “conocer a Cuba y su proyecto como país a partir de intercambios culturales con la población y los estudiantes.
“Asimismo, desarrollar actividades para mostrar nuestra verdad por medio de vivencias, luchar por la eliminación del bloqueo; contribuir a la formación académica y de valores en los miembros de comunidades universitarias; y sumar experiencias al blog del proyecto”.
Permanecen durante seis meses, de los cuales el primero transcurre en el Municipio Especial, donde adquieren conocimientos del idioma Español para interactuar durante el resto de la temporada.
Gabriel Manlio Roberto Quarantelli, uno de los integrantes, se ha percatado desde su experiencia que en Europa las personas, en particular los de corta edad, desconocen del bloqueo económico hacia Cuba por parte de Estados Unidos, “total violación de los derechos humanos; es una oportunidad participar en este proyecto para conocer al pueblo cubano… y estos temas desconocidos”.
“Aprender idioma español para mí es un placer, me gusta y es muy útil; es entender lo cubano, escuchar a los cubanos y ser capaz de hablar con ellos…, es entender la historia y la cultura cubanas. Aprender un idioma es conocer el pueblo que lo habla”, dijo Lara Katharina Ohmayer, otra joven entusiasta y líder nata del grupo junto a su colega Nikos Richter, para quien esa asignatura fue reto desde niño.
“Tengo que seguir con esto en Cuba, me dije, y hoy estoy aprendiendo acerca de la Revolución, la sociedad y la política de América Latina. Este idioma me sirve como clave –asegura Nikos– para entender a su gente y secretos de una Revolución exitosa, resistente y consistente”.
Mas, el reto mayor lo constituye hace varios años para Edilsa Claro Sosa, directora del Centro de Idioma y profesora de los diez muchachos que esta vez participan, además de prestar otros servicios desde la creación del Tamara Bunke, surgido en el 2013 con el patrocinio de la Asociación de Amistad con Cuba.
“Durante 43 días recibieron la asignatura, que se realiza en la Isla por la historia que tenemos en la impartición del Español como lengua extranjera –afirma Edilsa–. Tienen tres niveles, trabajamos tipo aulas multigrados; pero son muy disciplinados y exigentes”.
A pesar de no conocer el idioma alemán, Claro Sosa confiesa que se necesita también valentía para llevar a efecto el objetivo principal: “Me gusta que sean de ese tipo de alumnos que te motivan a estudiar, a investigar. Es de los mejores grupos con los que he compartido”.
Más allá de las clases, a la cual recurrían en las mañanas de lunes a jueves en el campus 2 de la universidad, en La Demajagua, las visitas eran el plato fuerte para –al decir de Lara– “entender lo cubano”.
Así lo incluía el programa de trabajo, que cuenta también, según la coordinadora Aniurkis, “con prácticas que incluyen visitas a centros de producción y servicios, escuelas, trabajos productivos, siembra de árboles, actividades de educación ambiental y rutas turísticas”.
De ese modo llegaron a tocar tierra pinera con sus propias manos al dar su aporte en el organopónico La Cascada, en La Fe; luego visitaron la finca Agua Santa, donde se incursiona desde hace algún tiempo y con gran aceptación en el agroturismo; allí compartieron con la familia y aprendieron de sus rutinas agrícolas.
No menos trascendente fue el encuentro en la delegación del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos con el profesor universitario José Antonio Quiñones Chirino, donde abordaron aristas del sistema eleccionario en Cuba, “diferente al de otros países” y auténtico.
Muy provechosos fueron los intercambios con las organizaciones estudiantiles y juveniles, donde conocieron que “nuestros niños como pioneros tienen su espacio desde la escuela –en la Asamblea de Destacamento– para plantear problemas e inquietudes. Nuestra razón de ser son ellos, los adolescentes y jóvenes, por ellos y para ellos existe la Unión de Jóvenes Comunistas”, le respondía Lissette González Almésigas, primera secretaria de la UJC aquí, a Lara.
Otros cuatro meses les quedan conociendo Cuba a estos muchachos que mantienen vivo el recuerdo de una mujer que bien le hubiese gustado ser cubana, como escribió ella en una carta.
En un contexto en que se avanza en la lucha contra la pandemia y las afectaciones del bloqueo, las ideas progresistas de estos jóvenes seguirán cruzando fronteras, llevando nuestra verdad a donde sea necesario escucharla y consolidando la hermandad.
Excelente artículo!
Muchas gracias, Casandra.
Tu dedicación y empeño han dado un valor agregado al trabajo que lleva a cabo la universidad de la Isla.
Un abrazo para ti y otro para Mayet.