Más viva que 126 años atrás, cuando un 24 de febrero reinició el pueblo las luchas independentistas, se levantó Cuba en un grito unido por su soberanía.
En recordación a esa jornada heroica entonó la nación el himno de la Patria en una sola voz y la Historia enalteció cada corazón y espacio con todas sus fuerzas y enseñanzas.
Al llamado acudió el pueblo pinero y, en su representación, dirigentes de organizaciones políticas y de masa encabezados por la primera secretaria del Partido Comunista de Cuba aquí, Zunilda García Garcés, entonaron en el Museo Municipal de Nueva Gerona, donde Fidel proyectó el desarrollo y bienestar en la segunda ínsula cubana, las letras escritas por Perucho Figueredo, un canto a la libertad que nos continuará arengando cada día.
A propósito de la ocasión, el historiador Julio César Sánchez rememoró acerca de la inmortalidad de la fecha en la memoria de la nación, recordó las palabras de Martí cuando dijo: “El Cubano es altivo y orgulloso y antes de perder la libertad se arranca la vida” y subrayó: ¿Qué es eso sino ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!?, con que el Comandante en Jefe nos convocó a desafiar al imperio.
A lo lejos los cantos de sirena calumnian e incitan al odio sin sentido, al egoísmo, a la desunión, a destruir los símbolos revolucionarios…, mientras el pueblo cubano se aferra a una identidad imposible de arrancar. A esos bárbaros susurros les enviamos este mensaje que en su cuenta en Twitter plasmó el presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez:
“Cuba amada, solo quienes pueden prescindir de tu luz y tus esencias, reniegan del honroso sacrificio que supone consagrarte la vida. ¡Qué honor servirte en horas difíciles!”.