Pinocho y el fantasma que recorre el mundo

Desde que abrimos los ojos al mundo, en infinidad de ocasiones dormimos con el susurro de mamá leyéndonos historias hermosas, y más tarde con la llegada del cine y la televisión, tuvimos el privilegio de verlas graficadas. Así sucedió con Pinocho, cuando en 1940 Walt Disney dio vida en un animado al personaje de la novela de Carlo Calolodi, merecedora de dos Premios Oscar, con gran relevancia internacional, personaje que también es utilizado para denominar a las personas mentirosas arraigándose el consejo: “No digas mentira que te va a crecer la nariz”.

Antes de Disney crear esa imagen idílica de Pinocho, ya el fantasma de la mentira señoreaba y se convertía en carta de presentación de muchas personas, países, transacciones y hasta valoraciones de los grandes medios de comunicación, que referenciados por la historia que nos motiva, no perdieron oportunidad de manifestar los códigos de terror y deshumanización de lo que nombraron COMUNISMO, convirtiéndolo tantas veces repetidas en una aparente verdad, generalmente horrible, con fines perversos y fuentes de incontables conflictos, para desviar la atención sobre los verdaderos mentirosos.

Tomada de Internet

Aún no existía el comunismo, ni siquiera se ha llegado a ese estadio del desarrollo social por ningún país, ya que supuestamente en la teoría Marxista-Leninista debe producirse a nivel global a la misma vez, algo todavía imposible. Entonces los llamados países “comunistas” que son los denominados de izquierda o progresistas con procesos sociales revolucionarios y que no aceptan las recetas neoliberales y del FMI como China, Rusia, Irán, Cuba, Venezuela, Nicaragua, México, que solo han puesto al ser humano por encima del capital, son tildados de manera equivocada por el Pinocho inquilino actual de la Casa Blanca como una amenaza para la humanidad.

Pongamos los pies en la tierra y analicemos que según el último informe demográfico de las Naciones Unidas (2019), la población mundial asciende a unos 7 700 millones de habitantes y solo el uno por ciento atesora las riquezas equivalentes a la del resto de su población. No hay mejor ilustración de esta desigualdad que la forma en cómo enfrentan unos y otros la pandemia y los desafíos que, como espada de Damocles, penden sobre nuestras cabezas.

La historia se ha encargado de demostrar que a los fabricantes de la gran mentira les crece cada vez más la nariz, y han dejado al descubierto que el “fantasma” del comunismo también es un pretexto para desviar la atención de los verdaderos conflictos que ha debido enfrentar la humanidad y a sus indudables culpables: Las grandes potencias imperialistas, en especial Estados Unidos; no obstante, muchos en el mundo, sin el más mínimo razonamiento, han culpado al llamado comunismo de crear todos los males que los dañan, sin darse cuenta de que en este planeta la mayoría de los países que lo componen han sido y son capitalistas hasta hoy. Entonces cabe preguntarse: ¿Quién es el mentiroso, y quién es el verdadero fantasma?

Tomada de Islavisión

El verdadero fantasma, que como Pinocho sobrevive hoy a costa de las constantes mentiras para desviar la atención de sus errores en el tratamiento a la COVID-19, llega hasta el retiro del presupuesto que abonaba Estados Unidos a la Organización Mundial de la Salud, culpar a terceros como China y Rusia, así como emprender su carrera desesperada por el derrocamiento del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, más vueltas de tuerca al bloqueo contra Cuba y a la agresión a sus misiones médicas, a la vez que incriminar a Nicaragua.

En este mundo que en lo adelante será –y tendrá que ser–  diferente, también las políticas de los países debieran cambiar para bien y no hacer insostenible el panorama actual. Hay que echar a un lado la confrontación y aferrarnos a la colaboración o dejaremos de existir.

Para sobrevivir a esta especie de holocausto pandémico, se impone apartarse de conductas enemigas de la justicia y la prosperidad como la ingratitud, envidia, ambición, la mentira, el egoísmo, la venganza y el odio racial, como el que ahora junto a la brutalidad policial genera un descontento sin precedentes tras el crimen contra George Floyd a manos de un policía blanco en EE. UU.

Hagamos más honestas y consecuentes las relacionas entre los seres humanos, la familia, la sociedad y la humanidad, en las que prevalezca la verdad y aplastemos las pinochadas imperiales. Entonces, podremos sobrevivir a la pandemia.

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