Aún emocionada por el cálido recibimiento tributado en la terminal marítima, en su barrio de Micro 70 y el centro de trabajo en la cocina de la dirección municipal de Salud Pública, Maribel Díaz Soto relata los contrastantes y duros momentos vividos en el último mes:
“Las amenazas y provocaciones de los elementos vinculados con los golpistas nos obligaron a no salir de las casas donde estábamos, enfrentarnos en el aeropuerto a los perros que nos lanzaron como si fuéramos terroristas y a tener mucha ecuanimidad en medio de los disparos de armas de fuego, bombas, ofensas verbales y por los medios de comunicación, así como petardos como el que provocó un incendio frente a la puerta de mi cuarto…”.
Refiere esta trabajadora de servicios de la Brigada Médica en Santa Cruz de la Sierra, donde estaba desde hacía 11 meses, que “algunos policías se atrevieron a hacernos registros en busca de armas y droga, pero nada encontraron ni nos pudieron humillar a pesar de los momentos desagradables. Esos que cumplían las órdenes del imperio olvidaron que somos cubanos, dignos de Fidel, cuyo ejemplo allí nos alentó y dio fuerzas para vencer circunstancias como estas.
“Querían atemorizarnos, pero no lo lograron, nunca tuve miedo ni me detuve para cumplir mis deberes como cocinera. Tampoco mis compañeros dejaron de atender a las urgencias y todos nos organizamos e hicimos guardia para estar alertas y protegernos”.
Entre tantos recuerdos en ese tiempo evoca vivencias como las colas de las personas humildes para atenderse con los médicos cubanos, la satisfacción con que salían los indígenas de las operaciones que les devolvía la visión, el cariño del pueblo boliviano, la paciencia y dedicación de nuestros galenos…
Entrevista en audio:
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