
Analistas coinciden en señalar la incertidumbre respecto a lograr ingresar a la nación norteña debido a la política antiinmigrantes llevada adelante por la actual administración de ese país, presidido por Donald Trump.
Sin embargo el endurecimiento de las leyes migratorias de Washington y el creciente número de deportaciones no desaniman a los hondureños y habitantes de otros países centroamericanos que se integrarán a la caravana en los próximos días.
Medios locales reseñan que la caravana partió rumbo a la frontera con Guatemala integrada por un número importante de mujeres, niños, y jóvenes que buscan una salida a la precaria situación que viven ante la ausencia de ofertas de trabajo.
Otro motivo es la inseguridad que vive el país ante la creciente actividad de grupos delictivos, realidad por la que responsabilizan al presidente Juan Orlando Hernández, quien firmó un nuevo acuerdo migratorio con Washington aun sin vigencia.
Datos recientes del Gobierno de Honduras indican que hasta mediados de 2019 más de 20 mil hondureños se incorporaron a estas caravanas con rumbo a Estados Unidos, la mayoría fueron deportados o regresaron voluntariamente al país ante la imposibilidad de entrar a la nación norteña.
También hay un número importante de personas varadas en México a la espera de una respuesta de las autoridades estadounidenses a su solicitud de asilo.
La primera de estas caravanas de migrantes centroamericanos partió rumbo a Estados Unidos en 2018 integrada por unas 3 mil personas, un fenómeno cuestionado por las duras condiciones a las que somete a niños, mujeres embarazadas, adultos mayores y enfermos.