No postergar la urgencia

El colectivo de la Cocina Central considera que pudiera incrementar sus producciones. Foto: Yesmani Vega

Los centros de elaboración están llamados a convertirse en puntales en la producción de alimentos para el pueblo, más en las nuevas circunstancias por las que atraviesa el país, ante las afectaciones con materias primas y otros recursos esenciales.

En la Isla de la Juventud existen cuatro establecimientos de este tipo, los cuales pertenecen a la Empresa de Comercio y Gastronomía, por lo que un recorrido por varios de ellos no se hizo esperar, con el propósito de conocer las condiciones para enfrentar esos retos.

El transporte no se detuvo hasta llegar al poblado de La Demajagua, donde en unas instalaciones ubicadas detrás de la cafetería, encontramos a hombres y mujeres laboriosos, pero…

A pesar de los viejos equipos en La Demajagua priman los deseos de hacer. Foto: Yesmani Vega

“Nuestros equipos son muy viejos, algunos debido a su estado el Chem no nos permite usarlos; de las tres gavetas del horno solo funcionan dos y carecemos de bandejas, levadura, manteca, mermelada y qué decir de los cárnicos”, comentan casi a coro Leonel, Ismael, Griselia y Sandi.

Es pequeño el local, pero en dependencia de la materia prima, de sus manos salen torticas, pizzas, pudín, rollitos, bizcochos, hamburguesas y croquetas para las cafeterías del Consejo Popular, incluyendo el restaurante de la presa Vietnam y los establecimientos de La Victoria y Argelia Libre; al propio tiempo cumplen con encargos de bufé.

EN GERONA, EL CUARTICO ESTÁ IGUALITO…

La situación de tales centros en la ciudad no difiere mucho del anterior. Por ejemplo, en el Viaten, situado en calle 33 entre 30 y 28, cuyos surtidos van hacia las unidades de Alojamiento y para el mercado Ideal Camaraco, de manera muy artesanal salen sus escasas elaboraciones.

Cuando estuvimos por el lugar varios tubos de mortadella, a partir de MDM, tomaban cuerpo en una embutidora manipulada de forma manual, al igual que conformaban paquetes con croquetas.

Allí conocimos por Yesli Rúa Mena, jefe de Producción, que “la obtención de embutidos y ahumados ha mermado debido a la situación con el cerdo, cuyas entregas son muy inestables.

“No obstante las limitaciones y no tener siempre las mejores condiciones para realizar el trabajo, el cual pudiera ser superior porque deseos de hacer tenemos, entregamos cada semana una tonelada de mortadella y alrededor de 6 000 croquetas”.

Por su parte la Cocina Central no solo se ocupa de garantizar el almuerzo escolar sino también de abastecer las cafeterías de Nueva Gerona, el Sistema de Atención a la Familia, el reparto Juan Delio Chacón y el José Martí, más conocido por Patria.

Cuando llegamos ya había salido para los planteles educaciones el alimento del día (arroz blanco, chícharos, picadillo, vianda y rodajas de piña), mientras un grupo pelaba a la reina de las frutas para luego preparar un dulce y enriquecer el menú de la jornada siguiente.

Subdebis Martínez, técnica en Alimentos, plantea que el colectivo realiza un gran esfuerzo por asegurar el almuerzo con cinco o más productos y que hasta el momento, según se recoge en la libreta de quejas y sugerencias, la mayor insatisfacción es con el chícharo, el cual no queda bien blando porque no se cocina a presión.

Eldis Hernández, jefe de Producción, manifestó que “dependemos de los proveedores. La Empresa Agroindustrial en estos momentos nos brinda muy buena respuesta, pero la Empresa Cárnica presenta serias dificultades con el puerco y ello afecta las elaboraciones.

“Ahora ese déficit lo sustituimos con MDM y con ello hacemos salpicón y croquetas que tienen buena aceptación; para que se tenga una idea en abril obtuvimos una producción de 221,5 kilogramos del primero y más de 28 175 del segundo; además de otras 60 379 con la masa procedente del Cárnico y 1 680 hamburguesas.

“A lo anterior se suman las torticas, las galletas bufé, muy gustadas entre los pobladores, cangrejitos, pasteles, entre otros. Estamos conscientes de que nuestros resultados pudieran ser superiores, pero en realidad presentamos limitaciones”.

De manera general apreciamos que en medio de una gran obsolescencia tecnológica y dificultades con los abastecimientos, impera mucha voluntad y deseos de hacer por parte de los colectivos, los cuales están conscientes de la responsabilidad en sus manos: producir alimentos para el pueblo en pequeñas escalas.

Satisface conocer que existen indicaciones para reordenar la producción de tan importantes establecimientos, a partir de un diagnóstico realizado en el país y la necesidad de explotar al máximo sus capacidades, entonces, en la Isla, no posterguemos esta urgencia.

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Isla de la Juventud
Karelia Álvarez Rosell
Karelia Álvarez Rosell

Licenciada en Defectología en la Universidad Carlos Manuel de Céspedes, Isla de la Juventud. Diplomada en Periodismo con más de 30 años en la profesión.

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