No hacer dinero a costa de los demás

Foto: Wiltse Javier Peña Hijuelos

Estudiar el mercado, su demanda y la estabilidad en los suministros, son lo primero a la hora de decidir si emprenderemos o no un trabajo por cuenta propia. Luego viene la legalización del emprendimiento –palabra que no suena académica, pero está de moda– y lo demás hasta conformar una oferta para iniciar los servicios.

Hay quien, por inexperto, salta alguno de estos pasos y los malos resultados no tardan: disminuyen sus ofertas, baja la calidad, menguan las ganancias… Entonces solo una solución se le ocurre, la más torpe, incrementar precios. Cuando esto sobreviene está en quiebra total; mejor le fuera si se dedica a otra cosa.

Foto: Wiltse Javier Peña Hijuelos

Esto no le ocurre a Yanet Rodríguez Vega, quien hace más de seis meses abrió una cafetería, la Doña Lucía, a una cuadra del policlínico santafeseño. Su negocio es próspero y mejora cada día.

“La propaganda más efectiva es la calidad de lo que se ofrece –asegura y acto seguido remarca–, y calidad no es solo buen producto, cantidad y presentación, es también, y casi tan importante, que tus clientes sientan afecto por quien les atiende, no una sonrisa fingida o simples palabras de cortesía”.

Ella puede decirlo porque es un amor de persona. Tiene 28 años en la gastronomía; de ellos, 26 en Cayo Largo del Sur. Conoce muy bien su barrio, gustos de sus clientes y el mercado potencial.

Janet confronta, como cualquier cuentapropista dedicado a la gastronomía, la inestabilidad en los insumos que debía recibir por asignación. El azúcar, en falta desde hace más de cuatro meses, se hace sentir con mayor fuerza. Por eso en ocasiones no tiene jugos o refrescos como acompañantes de los pedidos, “…y es preferible una oferta así, parcial, antes de caer en el trapicheo y las ilegalidades”.

En tal empeño ella no anda sola; montando los pedidos, invisible la mayor parte del tiempo, está Vladimir Escalona Pupo, su esposo. Entre los dos, y con apoyo de la familia, atienden una huerta que les permite agregar vegetales a sus ofertas cárnicas.

Sorprendido porque sus hamburguesas salen con abundantes agregados y en el pan ese grande que casi abarca todo un plato que la hamburguesa misma llena y presenta el doble de masa que las ofertadas en otros lugares a mayor precio, le pregunté: Poniendo semejante cantidad de productos en cada pedido, ¿supongo que no están logrando mucha ganancia?

“No hacemos nada si ponemos un precio no asequible a la población. ¡No es tiempo de hacer dinero a costa de los demás!”

Su respuesta motivó esta entrevista. Janet y Vladimir son dos cuentapropistas que piensan y actúan como país.

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