TEMAS BEISBOLEROS

Michel Oms rememora a un inmortal del béisbol

Alejandro Oms, es una figura legendaria de las bolas y los strikes, considerado por muchos como uno de los mejores jardineros de todos los tiempos dentro del béisbol cubano. Su punto vulnerable no fue encontrado jamás, poseía la armonía innata con que sólo cuentan los grandes deportistas, fue brillante tanto con el ataque como en la defensa.

Mas, surgen dos interrogantes, ¿qué quedó de aquel portento en su mirada?, ¿qué fruto recogió del espectáculo que vibró cientos de veces por sus actuaciones? Hoy nadie mejor que uno de los descendientes de esa familia para referirlo.

Michel Rafael Oms James, un joven de 30 años perteneciente a las raíces de los Oms de Villa Clara, con quien tuve la oportunidad de dialogar, en una visita que recientemente realizó al territorio.

“Mi padre Rafael Oms era nieto de uno de los hermanos de Alejandro, es decir mi tatarabuelo”.

¿Qué nos puedes decir del “Caballero” Alejandro Oms?

“Cosas muy vagas que he escuchado de mi padre, que a la vez, me imagino oyó de mi abuelo. Alejandro fue herrero, aunque nunca lo ejerció de forma sistemática, ya que desde su juventud, su majestuosidad y calidad en el béisbol, así como su caballerosidad, le abrieron las puertas de la gloria”.

¿Dónde nació?

“En Santa Clara, de donde es mi familia paterna, el nació exactamente en la calle San Cristóbal, entre Maceo y Unión”.

Muchos especulan a que jugó con varios equipos. Pero ¿sabes con cuál debutó?

“Con el Santa Clara, aunque también integró las nóminas de Matanzas, San José, Cuba, Marianao, Habana, Almendares y terminó con el Cienfuegos con el que solamente tuvo un turno al bate”.

Muchas fueron las expresiones bellas que sobre su prolífera actuación se manifestaron, pero para él existió solo una, la que lo bautizó como El Caballero.

Continúa Michel hablándonos sobre el imperecedero pelotero.

“Me contó mi padre que tuvo que ser internado en un sanatorio en La Habana, murió enfermo, pobre y olvidado. Pasó hambre y nunca supo nada de aquellos que se enriquecieron a su costa, al no ser el entierro”.

Alejandro Oms, José de la Caridad Méndez, Black Bill, entre otros murieron como todos los profesionales cubanos en aquellas etapas funestas, porque cuando el temple de los músculos y el corazón comienzan a flaquear y llega el cansancio, nada los acompaña en la vejez, ni el ruido de los aplausos, ni la gratitud del espectáculo.

Pero la triste historia del extraordinario center field, contada por uno de sus descendientes ya no se volverá a repetir, los ejemplos están vigentes en Linares, Vinent, Muñoz, Lazo y otros muchos que no tendrán que pasar por las “tres etapas funestas: El aplauso, la soledad y la miseria.

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