Máxima protección entre vinos y aguardientes

A no dejarnos abatir por esta lucha tan larga contra la pandemia exhorta la administradora. Foto: Wiltse Javier Peña Hijuelos

Los vinos surgieron antes que la cerveza y son un legado de los dioses, según las mitologías más cercanas a nuestra cultura. Ahora, los isleños no son amargos ni de plátano –según la referencia martiana– sino que las nuevas tecnologías nos permiten “macerar” vinos hasta de pasas, como el Fortín, aunque las uvas no pertenezcan al entorno pinero. Los elaboran en la Fábrica de Vinos y Aguardientes radicada en un antiguo molino de arroz a la salida de La Fe, rumbo a la costa sur.

Allí recibimos la bienvenida de Ana Rosa Hidalgo Díaz, quien encabeza un colectivo compuesto por 33 trabajadores, de ellos 23 son mujeres porque hacer vinos y rones, quién lo duda, “es obra de muchísimo amor”, expresado con sus propias palabras.

Quien entra no sale hasta terminar la jornada. Resultan primordiales las barreras sanitarias y los pasos podálicos entre áreas. Foto: Wiltse Javier Peña Hijuelos

“Ahora hay que ponerle más, requieren de todo el corazón; no solo a la elaboración del producto sino, como nunca, a cuidar la salud de los trabajadores –enfatizó–. Este es un centro cerrado, quien entra no sale hasta terminar la jornada. Con uno que resulte contagiado toda la producción quedaría paralizada. Por eso nos hemos atrincherado y ¡de qué forma! Resultan primordiales las barreras sanitarias.

“Hay pasos podálicos entre las diferentes áreas de producción, aplicaciones para las manos: soluciones de hipoclorito, gel o solución hidroalcohólica; en cada baño hay un set sanitario, y al llegar los trabajadores por la mañana personalmente le tomo la temperatura a cada uno”.

A continuación, me entera de que Materias Primas, debido a la escasa circulación local del vacío, le hace una entrega semanal según lo van acopiando en sus Casas de Compra; y como aun así resulta insuficiente, la Empresa Ember Habana, a la que pertenecen, suministra un complemento de envases plásticos para el ron Don Diego, una de sus marcas con prestigio consolidado. Y proyección turística –pienso–: Diego Grillo pirateó por estas costas. Todo un atractivo a ofrecer por la coctelería isleña.

“Son 1 200 cajas al mes y 120 de vino Fortín. Ambos para la venta mayorista –precisa Ana Rosa–. Además, hacemos los denominados vinos de esencias, con diferentes sabores, que vendemos a los comercios, en directo y a granel”.

A finales de año entraron a las bodegas con un licor de anís que tuvo muy buena aceptación y ahora preparan otro, de menta, que saldrá a finales de mes. Entre tanto, los mercados continúan abastecidos por su más reciente producción, el vino seco.

LA TECNOLOGÌA NO ES LO FUNDAMENTAL

Allí el trabajo es apenas medianamente mecanizado, y se corresponde con una industria de mediano porte donde los trabajadores, con su cuidado y esmero, aportan lo fundamental.

“Siempre un paso adelante con el mantenimiento para evitar roturas”, manifestó Iván. Foto: Wiltse Javier Peña Hijuelos

“Laboramos casi con la misma maquinaria que inició la fábrica
–puntualiza el joven Iván Ramos Rives, a cargo del equipamiento y su conservación–. Dominamos esta tecnología y estamos sobre ella, siempre un paso adelante con el mantenimiento para evitar roturas. “Los ‘hierros’ no estarán en perfectas condiciones, pero se innova y mantiene la producción que es lo fundamental. Aquí todo es mayormente manual y –remarca con fuerza– cada uno pone lo suyo para que los productos salgan con la mejor calidad”.

RECONOCIMIENTOS Y OTROS ESTÍMULOS

“Somos Vanguardia Nacional, muy orgullosos de pertenecer a Ember Habana. Satisfechos de producir con eficiencia y calidad para el pueblo, que es nuestro objeto social”.

“Los trabajadores estamos muy satisfechos con el Ordenamiento Monetario”, dijo Elizabeth. Foto: Wiltse Javier Peña Hijuelos

Quien así se expresa, Elizabeth Meriño Gutiérrez, es una trabajadora que destaca dentro de una hacendosa colmena donde nadie pierde tiempo. Solo el tintinear suave del cristal y el zumbido del transportador en su viaje frente a los llenadores mecánicos y el etiquetado de las botellas.

“Los trabajadores estamos satisfechos con el Ordenamiento Monetario y su incremento salarial –asegura–. Siempre estuvimos ganando 240 pesos, a las demás unidades les subían el salario y a nosotros no; ahora con este aumento… imagínese. Y no solo eso, estamos empeñados en sobrecumplir el plan trimestral ¡para ver los nuevos resultados económicos!”.

Tienen, además, viejos motivos de alegría. A su colectivo, según llego a conocer, se le estimula también centralmente, desde La Habana, y de otra forma: reciben módulos de alimentos por el Día del Trabajador de la Industria Alimentaria, Día Internacional de la Mujer, de las Madres, de los Padres y 26 de Julio.

¡VENGA ESE TRAGO, AMIGO!

Yannis añeja las mezclas, les da color, las decanta y da brillo, comprueba la acidez y grado alcohólico… Foto: Wiltse Javier Peña Hijuelos

Ella es la maga que saca los conejos del sombrero. Todo cuanto se bebe en esta Isla, producido en la fábrica pinera, pasa primero por sus manos, ojos, olfato y garganta. Ella añeja las mezclas, les da color, las decanta y da brillo, comprueba con el alcoholímetro, las hace nacer, una y otra vez, según patrones distintos: ron Castillo, Oro Sur, Galeón, Ronda, Bartolomé, Don Diego; vinos de pasas, de esencias, licores… Todos con su exacta calidad acorde a las normas certificadas. Tiene poco más de 20 años Yannis Céspedes Bartelemí, y está a cargo del Laboratorio donde mi cámara no admite el flash, allí todo es blanco, deslumbrante, de una pulcritud extrema. Difícil para lograr una fotografía aceptable.

“Hacemos los análisis físico-químicos y sensoriales; grado alcohólico y acidez total –así resume su meticulosa tarea, y agrega casi en broma–; si alguien prueba nuestras bebidas y dice… ‘іpuaf!… esto no sirve’, puede cumplirse mil veces el plan de producción, pero no estaríamos satisfechos, por eso evitamos siempre que eso ocurra”.

MENSAJE A LA DESPEDIDA

Mi recorrido termina, pero antes regreso a la jefa de Planta, Ana Rosa Hidalgo, quien me pidiera, en nombre de su colectivo, trasmitir un mensaje a los pineros: “Los trabajadores de la Industria Alimentaria estamos comprometidos a darles un producto de calidad, como se merecen. Tengan confianza en nosotros, siempre estaremos dando un extra y cuidándonos mucho; nuestra plan se cumple y se cumplirá, es nuestro modesto aporte al empeño de todos para salir adelante y hacerlo sin dejarnos abatir por esta lucha tan larga contra la pandemia”.

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