“Esta es la tierra materna, de mis huesos, de mi orgullo. En cada infante un capullo que impedirá que se cierna en la isla sempiterna: el olvido, el desarraigo. Sé muy bien lo que me traigo al compartir estos versos. Aunque estén algo dispersos: sed de isla siempre atraigo”.
Así lo exalta el poeta pinero Crecencio Blanco Paez, para quien este terruño es hogar y refugio, brújula de aquellos que lo habitamos y sentimos como nuestro. Ya lo dijo Paco Mir, a la isla no se llega por naufragio, es punto de encuentro de culturas que se funden en una sola, conformando nuestra pineridad.
El sentimiento de arraigo del poblador de la Isla, independientemente de su lugar de procedencia es tan fuerte como el mármol que se eleva de sus entrañas y se refleja en su quehacer diario, en la manera en que defiende su cultura, tradiciones e idiosincrasia, teniendo un papel protagónico los promotores culturales, artistas e intelectuales.
En esta Jornada por la Cultura Pinera, donde celebramos el 189 aniversario de la fundación de la ciudad de Nueva Gerona, la música, danza, literatura, el teatro y las artes plásticas inundan nuestras calles y comunidades, además de las tradicionales fiestas del Sucu suco en La Fe y la del Coco en Atanagildo Cajigal.
Blanco Paez la encumbra cuando expresa: “La dama del sucu suco tiene escondido su truco: a Monchy, Martha Machado, Paco Mir iluminado; un Mongo Rives resguarda nuestras raíces…”, de igual manera, esta periodista añadiría: los manantiales de agua minero medicinales que bendicen esta tierra, la cerámica que adorna sus casas, el mar que acaricia sus costas y aporta alimentos y sueños, sus pinares y cotorras que fascinan por doquier su inconfundible naturaleza.
Son los valores y sentimientos de plena cubanía que cautivan a coterráneos y visitantes y provocan que la sed de isla siempre invada a quien la lleve en su corazón.
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