Luis Felipe en el club de los 2000

Foto: Yoandris Delgado Matos

Cuántos avizoraron el 17 de noviembre de 1996 que aquel novato de 19 años que por primera vez se paraba en el rectángulo de bateo, podría llegar a la cifra de 2 000 hits en las Series Nacionales de Béisbol (SNB).

Se desarrollaba la edición 36 y esa tarde anunciaron por la amplificación local que el número cinco en el uniforme, Luis Felipe Rivera Despaigne, empuñaría de emergente por el receptor Roberto Corbalán.

Era la séptima entrada y en el box estaba el derecho Jorge Luis Machado, de La Habana, quien al primer lanzamiento vio salir del madero del zurdo un metrallazo al jardín derecho comenzando de esta forma una lista que ya sobrepasa los dos millares de inatrapables.

A partir de ahí su innegable talento y calidad anularon cualquier duda, fue conquistando metas y hazañas en los clásicos domésticos. Armando Jhonson, director de la escuadra pinera tras el retiro de Raúl Ajete, decide situarlo en la inicial aumentando así su nivel ofensivo.

Poco a poco el Corcel de Santa Fe, como lo bautizó el célebre narrador-comentarista Gilberto López, se va ganando el respeto de los lanzadores, quienes ya comienzan a verlo como un bateador de altos quilates y su presencia en el home los inquieta, pues su ascenso no se detiene.

Luis Felipe sabía, como muchos, que por sus resultados podía haber vestido la franela del equipo Cuba en muchas más ocasiones que aquella vez que participó en el III Clásico Mundial. Mas ni eso, ni nada impidió que el muchacho de 39 años continuara jugando pelota, los años no pasan por él y lucha por sus metas olvidando en ocasiones el cansancio.

Cuando no pocos hablaban de su retiro inminente, se propuso sueños para continuar a pesar de las lesiones. Uno de ellos fue llegar a la legendaria cifra de los 2 000 indiscutibles y lo consiguió.

El sábado 19 de diciembre, exactamente a la 1:22 p.m., en su primer turno frente al lanzador cienfueguero Adrián Bueno Ramos, el gigante de La Fe logró la hazaña en un desafío donde Los Piratas solo conectaron tres incogibles.

A pesar de la derrota se vivió otro momento de gloria, pues Rivera Despaigne se convirtió en el tercer pinero y el número 26 en SNB en lograr tal proeza, de los cuales cinco aún están activos.

Foto: Yoandris Delgado Matos

Justo a los 43 años, luego de 25 temporadas, alcanzó lo que consagrados como Orlis Luis Díaz, Pablo Pérez, Raúl Ajete, entre otros ilustres bateadores del territorio, no consiguieron y se unió al selecto club donde ya militan Alexánder Ramos y Michel Enríquez.

La serenidad en el cajón de bateo, su capacidad para poner la bola en juego, así como la notable velocidad que les imprimía a sus piernas en el corrido de las bases, lo convirtieron en uno de los bateadores más consistentes del pasatiempo nacional.

El destacado inicialista, ahora convertido en bateador designado, es el jugador más añejo que ingresa en ese grupo. Fue largo el camino que le exigió mucha disciplina y sacrificio, pero el Corcel de Santa Fe escribió su nombre en la historia del béisbol cubano.

 

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