Decía Fidel que los niños siempre conquistan el corazón de los pueblos. Cuba exhibe hoy logros tangibles en la protección de la niñez y ratifica su respaldo a las convenciones internacionales defensoras de los derechos de la infancia al considerarla el futuro de la humanidad.
No es casualidad que de los 600 millones de niños pobres y desamparados en el mundo, ninguno sea cubano. Uno de los motivos que impulsó a los líderes del país y al pueblo para hacer una Revolución fue la infancia, de ahí que desde 1959 ese segmento poblacional sea una prioridad para el Estado.
En la Isla, ni en medio de la batalla contra el nuevo coronavirus, la atención a los más pequeños dejó de ser prioridad. No se detuvo el esquema oficial de 11 vacunas que protegen contra 13 enfermedades, ni los servicios habituales para embarazadas e infantes, como parte del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI). En paralelo, se articuló un protocolo específico para atender a pacientes en edad pediátrica diagnosticados con la enfermedad.
Este es, a la fuerza, un Día de la Infancia distinto. Como ha pasado con casi todo durante los últimos meses, el coronavirus trastoca posibles celebraciones.
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