Los daños de la incompetencia

Tomado de Internet

Llamados estamos a pensar como país. Una y otra vez el Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez nos convoca a, desde cada puesto de trabajo o lugar donde vivimos, entregarnos en cuerpo y alma al servicio de la nación, en otras palabras, a echar para adelante a esta Cuba nuestra, pero en todos los sectores de la sociedad no se está en sintonía con esa convocatoria.

Un ejemplo sencillo lo encontramos en la incompetencia laboral consciente o inconsciente existente en empresas y centros de servicios y que, aunque no se crea, lacera grandemente el hacer de esta, Patria que queremos.

Amén de las no pocas molestias y maltratos provocados a las personas en posición de clientes, no deja avanzar la economía ni la vida social porque la incompetencia de profesionales está directamente relacionada con su productividad.

Esta se manifiesta en el evidente desconocimiento del contenido de trabajo, cuando usted ve al que lo atiende pararse dos y tres veces a preguntar a un colega algo que se sobrentiende él domine o también en la lentitud en la prestación del servicio y que lo peloteen pidiendo, no pocas veces, papeles innecesarios para el inevitable trámite.

Pero va más allá, al pasar por la ética profesional y vicios que malogran el rendimiento. Le explico, amistosos como somos los cubanos llegamos a cualquier lugar, muchas veces sin que nadie nos requiera, para, en pleno horario laboral, saludar a la amiga de tal institución y ese “saludo”, fácil puede tardar más de media hora. Nos encontramos también al trabajador no presente en su puesto porque salió un “momentico” a la esquina. ¿Dónde queda entonces el tan necesario aprovechamiento de la jornada laboral?

Tenemos el muy común “pasar a hacer una preguntica”, que por supuesto conlleva una respuesta y se revierte en que el trabajador deje de atender a la persona que tiene delante, desconcentrándose para responder o que para hacerlo, tenga que buscar en documentos o la computadora. Y ni hablar del llamado “sociolismo”, porque todos queremos resolver.

La amiga santafeseña Alicia aboga por la vinculación ‘para que usted vea si la gente trabaja o no cuando se le afecte el salario’, pero… ¿será esa la solución y no el compromiso primero con la nación y luego con la entidad, la voluntad de superarnos y dar lo mejor de nosotros cada día y el acabar de comprender que el cliente, ya sea residencial o estatal es nuestra razón de ser?

Bastante tiene la nación con un bloqueo comercial, económico y financiero sin precedentes que reinventa a diario nuevas medidas para asfixiarnos por hambre. Suficiente con que no es rica en recursos naturales ni otras fuentes a no ser el capital humano.

El artículo 90 de la Constitución referido a los deberes, subraya: “El ejercicio de los derechos y libertades previstos en esta Constitución implican responsabilidades” y entre los deberes de los cubanos, cita: “respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios” y “conservar, proteger y usar racionalmente los bienes y recursos que el Estado y la sociedad ponen al servicio de todo el pueblo”.

Esas obligaciones, que algunos olvidan, llegan a establecer, según el artículo 98 de la Carta Magna: “Toda persona que sufriere daño o perjuicio causado indebidamente por directivos, funcionarios y empleados del Estado con motivo del ejercicio de las funciones propias de sus cargos, tiene derecho a reclamar y obtener la correspondiente reparación o indemnización en la forma que establece la ley”.

Entonces pensemos en serio, desde la unidad, en construir un país mejor desde el aporte de cada uno de sus mujeres y hombres.

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Isla de la Juventud Opinión
Yojamna Sánchez Ponce de León
Yojamna Sánchez Ponce de León

Licenciada en Literatura y Español en la universidad Carlos Manuel de Céspedes, Isla de la Juventud. Diplomada en Periodismo

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One Reply to “Los daños de la incompetencia

  1. Buenas tardes, muy buen artículo, espero que los cuadros lo lean y mejoren su accionar, yo mismo ya me da pena hasta escribir llevo dos meses que en mi casa el agua albañal sale por la ducha, lo he reportado, he visto a la directora del INRH en dos ocasiones, primero era el carro roto, vino uno de la habana y nada, el de aqui ya lo arreglaron desde la semana pasada y nada, he escrito al victoria y nada, fui a la oficina de Atención del Gobierno y ni siquiera se tomaron el trabajo de escribir mi queja, mas bien justificaron a la empresa, en mi casa no hay quien esté por la peste y el estierco saliendo por la ducha. Nadie se a molestado en tan siquiera intentar arreglar el problema y lo mas bonito no pasa nada, siguen cobrando su salario y nadie los sanciona, no se que más hacer, ahora si hubiera escrito en las redes faceebok entonces corren y preguntan que no era necesario, voy a tener que firmar el baño con esa asquerocidad y publicar en las redes este abandono por ya dos meses de una empresa que no hace su trabajo.

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