Lo que jamás podrán suplantar

Para los cubanos abril no es un mes más. Es símbolo de la derrota de mercenarios, pero ya no solo de aquellos que pagados por el gobierno de Estados Unidos se atrevieron a agredirnos el 17 de abril de 1961 y fueron vencidos antes de las 72 horas.

Abril también hizo morder el polvo del fracaso a estos otros asalariados que llegaron a Lima, Perú, a atacar a Cuba en los eventos previos a la VIII Cumbre de las Américas –que sesionará este fin de semana–, financiados por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), desacreditada por su abierta labor subversiva e injerencista y camuflados en la mal llamada Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia (REDLAC), encabezada por la contrarrevolución cubana y devenida brazo derecho de la OEA para atacar a gobiernos progresistas, en especial Venezuela, Cuba y Bolivia.

La respuesta digna de los representantes de la sociedad civil cubana, que entre tantos ejemplos de su firmeza obligaron a los organizadores a sacar a quienes estos intentaron presentar como cubanos a quienes eran servidores del imperio, dio clara lección del temple y firmeza de las nuevas generaciones como continuadores de los milicianos de la epopeya de Girón.

Además de rechazar a los mercenarios y otros intentos de sustituir a los legítimos representantes de la tierra de Martí y Fidel, respondieron con “¡Viva la Revolución!”, estremecieron ese ámbito con el Himno Nacional, frustraron provocaciones e injurias y pusieron en paredes de lujosos hoteles pegativas con la expresión henchida de patriotismo: ConCubaNoTeMetas.

Fue esta también la frase repetida por estos días en calles, escuelas y otros espacios de la Isla de la Juventud en encuentros juveniles, sindicales, de mujeres, de los CDR y campesinos, multiplicando la dignidad de una nación que en Lima recordaba a todos la victoria de hace 57 años frente a idénticos esbirros.

De nada valió que el secretario de Estado interino de EE.UU., John Sullivan, se reuniera a puertas cerradas en la capital peruana con ese excremento político, aún más putrefacto ante la hidalguía de la delegación cubana, cuya presencia y dignidad jamás pudieron suplantar y menos por apátridas cambia colores al servicio de la potencia que pretende desaparecer de la faz de la tierra como nación a la Mayor de las Antillas.

Ahora, tras siete meses de negociaciones y luego de 13 años sin lograr consensuar un documento para la acción, los ministros de Relaciones Exteriores de este mecanismo regional dicen haber alcanzado un acuerdo para la redacción de un compromiso con el paradójico título de “Gobernabilidad democrática frente a la corrupción”, precisamente en uno de los pantanos de este mal.

El engañoso documento será firmado por los Jefes de Estado y de Gobierno durante esa VIII Cumbre que además criticarse antes de empezar por las exclusiones, vacíos, absurdos e injerencias imperiales, comienza identificada por la falta de transparencia desde la organización de los foros hasta otros muchos momentos que, salvando los años transcurridos, me recuerdan al fracaso de los mercenarios en suelo de la Cuba digna, que terminaron canjeados por compotas y marcados para siempre por la deshonra.

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Isla de la Juventud
Diego Rodríguez Molina
Diego Rodríguez Molina

Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana. Tiene más de 40 años en la profesión

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