La zona roja del humanismo

Si de algo podemos estar seguros por estos días es de que todo marcha demasiado de prisa: la aparición del nuevo coronavirus, la propagación de la COVID-19, las medidas emergentes y los contagios; al mismo tiempo una avalancha de solidaridad nos envuelve, el entorno acopla y parece despejar el camino.

Para algunos el novedoso suceso transcurre como algo “inentendible”, pero es un hecho real como la solidaridad emanada de una gran mayoría y dentro de ella, de los jóvenes universitarios.

Jóvenes universitarios apoyan en zonas de aislamiento social en el Consejo Popular Abel Santamaría. Foto: Gerardo Mayet Cruz

Cuando estar distantes es la mejor alternativa, estudiantes de la Universidad Jesús Montané Oropesa y de la Facultad de Ciencias Médicas aquí suman sus esfuerzos en apoyo a las labores en los cuadrantes del Consejo Popular Abel Santamaría, donde el Consejo de Defensa Municipal refuerza el aislamiento social.

Allí el acceso de es limitado y lo controlan de manera estricta oficiales y demás fuerzas del Ministerio del Interior; en tanto, son estos muchachos en calidad de emisarios quienes ayudan a los moradores a cubrir sus necesidades más urgentes.

Frank Maikol toma unos minutos antes de iniciar la jornada para dialogar acerca de su labor. Foto: Gerardo Mayet Cruz

Sus familias temen por ellos, pero la convicción de llevar seguridad y esperanza a las personas aisladas es mayor, según reveló Frank Maikol Pavón Zayas, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria, quien acude a la entrevista por vía telefónica.

No veía la expresión en su rostro, pero el sentir de las palabras fue suficiente para comprender que la voluntad de que cada día los hace ponerse en pie y llegar bien temprano a la llamada “zona roja”, por el peligro que representa entrar a esa área en custodia.

“Tras un llamado de la primera secretaria del Partido en el Municipio, Zunilda García Garcés, iniciamos la tarea 15 estudiantes el 17 de abril, y en el camino se incorporaron otros”, expresó Frank.

“Entramos a diario a las nueve de la mañana, excepto el domingo, y cumplimos con las labores hasta cerca de las dos de la tarde; el objetivo es llevar cuanto necesiten los vecinos hasta sus viviendas, tanto los productos de la canasta familiar normada como los donados por cooperativas agropecuarias; asimismo les hacemos compras de aseo y cobramos chequeras a los de la tercera edad”.

Junto a ellos también apoyan profesores de la casa de altos estudios.

“Nuestros padres tienten preocupación y aunque nos protegemos y desinfectamos, siempre queda la idea de si enfermamos o contagiamos, sin embargo, sienten orgullo por lo hecho.

“En mi caso –puntualiza Pavón Zayas– mi mamá dice que ‘este es el Girón de hoy’, nos corresponde hacer bien las cosas, en el fondo ellos como nosotros están conscientes de nuestro papel.

“Son momentos complejos y pienso en los diez apartamentos que atiendo, unas 30 personas a las cuales les llevo lo indispensable: pan, comida, aseo…, para que no salgan de casa”.

Carteles de apoyo a los jóvenes circulan en redes sociales.

Para este joven, pensar como país y en el bienestar del pueblo es lo más importante, mas aún existen comportamientos que lastran su sacrificio en pos de contener la propagación de una pandemia que trasciende fronteras y no distingue de credo, ni raza o clase social.

“La juventud está cumpliendo un deber, a quienes no comprenden todavía la dimensión de esta cruda realidad les pedimos comprensión para cortar pronto la propagación”, incitó el dirigente y exhortó a cumplir con las medidas que son para cuidarnos a nosotros y a los demás con el necesario aislamiento social.

Son disímiles los mensajes de cariño por los universitarios que extienden su mano amiga en los perímetros aislados.

Ante todo, tienen conciencia y nadie mejor que ellos sabe que en estos momentos en un beso o un abrazo les puede ir la vida; resulta un gran riesgo, mas es superior el humanismo aprendido de su pueblo.

Ellos cumplen con tan honrosa misión. Foto: Gerardo Mayet Cruz

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Casandra Almira Maqueira
Casandra Almira Maqueira

Licenciada en Estudios Socioculturales en la Universidad Jesús Montané Oropesa, Isla de la Juventud

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