La niña que él elogió

FOTO: Yoandris Delgado Matos

Así lo afirmó con orgullo Maritza Rodríguez González, vecina de calle 13 entre 28 y 32, en Sierra Caballos. Trabajadora de la Oficina de Inspección Estatal de la Construcción, Maritza tuvo el privilegio de vivir varios momentos muy cercanos al Comandante en Jefe.

Nos contó que desde pequeña su padre, quien fue combatiente de la clandestinidad y la Sierra Maestra, le enseñó a querer, amar y ver a Fidel como guía, maestro y paradigma. Sus enseñanzas constituyeron la savia en su formación como estudiante hasta la Universidad, lo cual patentiza a diario en cada uno de sus actos, en el trabajo y como militante del Partido Comunista de Cuba.

Le ha servido de igual manera para ser más exigente con ella misma, frente a sus hijos, vecinos, compañeros de trabajo y las personas que la rodean, a quienes les inculca los valores adquiridos fruto del legado del Líder Histórico de la Revolución.

Siendo una niña tuvo la primera oportunidad, de otras tantas, de compartir momentos junto a Fidel. “Cuando tenía alrededor de diez años, en Tarará –como estímulo a los vanguardias pioneriles–, disfruté de su presencia.

“En esa oportunidad me sentó en sus piernas y me comentó que le dijera a mi mamá que no me dejara crecer tanto el pelo porque me quedaría chiquita. Incluso, ese año fui elegida estrella del Carnaval Infantil. Mi maestra se lo contó y me dijo que además de buena estudiante, también era muy bonita. “Luego, a los 11 años, fui seleccionada para visitar tres países socialistas y el Comandante estuvo en el campamento interesándose por nuestra despedida, aconsejándonos y animándonos porque éramos muy pequeños.

“Cuando él visitó la Esbec Hendrik Witbooi, donde estudiaban namibios, compartió con alumnos y trabajadores junto al primer presidente de esa nación, Sam Nujoma. Se preocupó por la vinculación estudio-trabajo, lo referente al proceso docente, condiciones de vida y la atención que les brindaban, fue un intercambio bonito y patriótico.

“Constituyó para mí una experiencia importante porque pasaba los 30 años y fue una vivencia que sumé a las anteriores. Después de trabajar en Educación me asignaron la tarea de dirigir el Sindicato Nacional de Trabajadores Agropecuarios del Municipio. Ya en ese cargo me encuentro con Fidel cuando vino a chequear el Programa de Desarrollo de la Isla, en este caso el cítrico.

“Siempre fue muy exigente, lo sabía todo, a Fidel no se le podía hacer ningún cuento, defendió la importancia de la vinculación de los estudiantes con la agricultura en su formación integral, un principio ideado por José Martí y hecho realidad en la Revolución.

“También recuerdo con agrado cuando estuve al frente del Sindicato de las Ciencias, participé en un Comité Nacional, el Comandante asistió como invitado de honor; allí estuvieron personalidades del polo científico de La Habana y desde entonces, con su gran visión, Fidel promovió la Ciencia como futuro del país, sobre todo en el sector de la Salud”.

Maritza fue Vanguardia Nacional por seis años consecutivos en la década del ’80, siempre con las enseñanzas del Líder Eterno como bandera. Con ese legado educó a sus hijos, hoy ingenieros, integrantes de la Unión de Jóvenes Comunistas y el Partido.

“Soy fidelista hasta las entrañas…Para mí, Fidel es lo más grande que he conocido como político, compañero, cubano, patriota, internacionalista y eso lo pude palpar en cada momento”.

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Yuniesky La Rosa Pérez

Licenciado en Comunicación Social en la universidad Jesús Montané Oropesa, Isla de la Juventud

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