La Caravana de la Libertad entre los pineros

Tarja que evoca en el Museo Municipal de Nueva Gerona la intervención de Fidel el 7 de junio de 1959 en ese lugar. Fotos: Gerardo Mayet, Elba Salazar y Archivo

“Cuando Fidel Castro, a raíz de la victoria volvió a Isla de Pinos como Jefe de la Revolución, –afirma en 1978 Raúl Roa–  la alborada de una vida nueva alumbró para sus 11 mil habitantes… Fidel ha sido su verdadero descubridor y su incansable reivindicador”

El pueblo pinero ratificó nuevamente su lealtad a Fidel y a la Revolución, al develar en el Museo Municipal de Nueva Gerona una tarja que evoca la intervención del Comandante en Jefe el 7 de junio de 1959 durante su primera visita a la entonces Isla de Pinos.

Escuelas y otros colectivos evocaron también durante esta semana su histórico recorrido aquel 6 y 7 de junio de 1959, casi 49 meses después de su salida triunfal de Presidio Modelo y significaron la trascendencia y visión de futuro de su discurso.

Quienes entonces conocieron que Fidel hablaría desde el Ayuntamiento el día 7 muchos se concentraron en el parque Lacret de Nueva Gerona. Entre ellos estaban hombres y mujeres que hoy peinan canas, como Agustín López, entonces un joven recién casado que allí estuvo con su esposa, Linpton Evanks, descendiente de caimaneros, pero orgulloso de su cubanía; Eloína Aro, trabajadora de la incipiente fábrica procesadora de pescado, y Gustavo Soto Hayet, que como otros colaboradores e integrantes del Movimiento 26 de Julio, encabezaron la multitud.

FIDEL ENSEÑÓ QUE POR ENCIMA ESTABA LA PATRIA

Todos hoy reviven sus años mozos, el orgullo de escuchar a Fidel y apoyarlo en las estrategias trazadas en diálogo con los pineros.

Entre tantas anécdotas Gustavo rememora momentos que dan la medida de la capacidad de Fidel para advertir los problemas, esclarecer, confiar en el pueblo y dar una lección de temprana democracia y de su pensamiento antimperialista ante sutiles engendros con que la dictadura de Fulgencio Batista intentaba deslumbrar y engañar.

“A no pocos confundía entonces aquel mafioso contrabando de la Zona Franca, encubierto en legal comercio, lo que hizo más complejo acabarlo para la Revolución.

“Yo mismo la apoyaba, e incluso, algunos colaboradores del Movimiento 26 de Julio habíamos participado en una manifestación para que no se suprimiera…”, rememora Gustavo Soto Hayet.

“Pero cuando Fidel nos habló y explicó lo negativo de la Zona Franca para Cuba y cómo corrompía poco a poco a la sociedad pinera, de veras me convenció, abrió los ojos a los que estábamos confundidos por la propaganda y criterios regionalistas, y nos dimos cuenta que aparentemente corría el dinero, y había vida comercial al no tenerse que pagar impuestos, pero a base de manejos sucios y especulación que hacían daño al país.

Desde ese día Fidel nos enseñó que por encima de todo estaba el interés nacional, la Patria” agrega.

NI UNA SOLA MANO QUEDÓ SIN ALZARSE

“¿… qué pretendió la dictadura cuando estableció la Zona Franca? –explica el propio Comandante en Jefe en esa ocasión–. Pues pretendió una serie de centros de recreo de ellos…, que viniera la gente del resto de la isla para ganar ellos… mientras el dinero… iba a parar afuera. Y la pregunta es… ¿Cómo podemos hacer una campaña revolucionaria ahorrando divisas para establecer industrias si el dinero se nos va…”. Enfatizaba que si no se consumían productos cubanos, cómo iban a establecer industrias sin protección arancelaria.

“¿… eso es patriotismo? –se cuestionaba Fidel– .Venir aquí a gastar dinero de la nación… que… necesitamos no para comprar perfumes, sino para comprar fábricas y tractores”.

Luego de convertir latifundios en granjas del pueblo durante su amplio recorrido y desenmascarar los turbios negocios vinculados con la mafia norteamericana, orientaba en su discurso la estrategia: Isla de Pinos puede desarrollar el turismo, la agricultura, la industria sin Zona Franca, como parte del programa trazado allí mismo para la rehabilitación integral del territorio y cuyos frentes se amplían hoy en el Plan de Desarrollo Integral.

Por eso cuando pide que levanten la mano los que creían que debía eliminarse el negocio, ni una mano quedó sin alzarse en la multitud.

Apenas horas después del regreso a la capital cubana el periódico Revolución, daba a conocer ese 8 de junio la eliminación de la Zona Franca por ley del Consejo de Ministros, una de las primeras medidas de carácter antimperialista de la Revolución.

DESPEGUE ECONÓMICO Y FUTURO

“Por fin –enfatiza emocionado el joven líder–, Isla de Pinos puede iniciar una historia nueva y una historia enteramente cubana”.

El avance en redes viales e hidráulicas y de la llamada industria sin humo, que convirtió a Cayo Largo del Sur en uno de los principales polos del país, al calor de un desarrollo económico que diversifica con nuevos renglones como el tabaco, ha sido fruto, precisamente, de la aplicación de las líneas orientadas por el entonces Primer Ministro del Gobierno Revolucionario.

Entre estas estaban, además, la construcción de la carretera hacia el sur aislado, concluida apenas meses después, y del sistema de aguas albañales de Nueva Gerona y Santa Fe, los planes ganaderos, fomentados de inmediato al servicio del pueblo en los latifundios intervenidos.

Igualmente figuraban la rebaja del costo del pasaje por barco y avión, aplicadas con prontitud, el traslado del Presidio, que años más tarde fue convertido en museo, Monumento Nacional, Palacio de Pioneros y escuela.

A los cinco días de sus orientaciones, comienzan a ejecutarse los planes y programas. Apenas el 12 de junio se inician los trabajos para construcción de la carretera que enlazaría el Norte y el Sur de la Isla, la primera gran obra constructiva de la Revolución aquí.

En el propio junio, se recibían los primeros 21 de tractores prometidos por el también Presidente del INRA (Instituto Nacional de la Reforma Agraria) para el desarrollo agropecuario y para enero del 60 ya funcionaba el criadero nacional de la raza cebú, que fomentaba 70 caballerías de nuevos potreros y en La Reforma una cooperativa preparaba otras 160, al tiempo que se construyen los nuevos poblados de La Victoria, Argelia Libre y Atanagildo Cajigal.

En casi seis décadas sobresale igualmente el crecimiento de la generación eléctrica en más de cien veces, su modernización y eficiencia, así como la extensión a apartados asentamientos y una cobertura poblacional de más del 99 por ciento.

ALBORADA DE VIDA NUEVA

La histórica visita al territorio antaño relegado al olvido por los gobiernos de la neocolonia, abrió aquí programa y camino al desarrollo en diversos frentes y pondría poco después en manos de los jóvenes de todo el país la compleja tarea de resarcir daños de ciclones como el Alma en los años 60, suplir la falta de fuerza de trabajo y transformarse a la par de una isla que terminaría bautizándose con el nombre de esos pinos nuevos: Isla de la Juventud, devenida laboratorio de las ideas más avanzadas del joven líder y escuela de solidaridad.

“Cuando Fidel Castro, a raíz de la victoria volvió a Isla de Pinos como Jefe de la Revolución, –afirma en 1978 en la proclamación del nuevo nombre el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular Raúl Roa–  la alborada de una vida nueva alumbró para sus 11 mil habitantes, todavía adormilados por el estupefaciente del subdesarrollo y la sombra gravitante del Presidio. Fidel ha sido su verdadero descubridor y su incansable reivindicador”, en el mismo mes del arribo al territorio del Almirante Cristóbal Colón, 465 años antes.

Para el pueblo pinero ese recorrido significaba la llegada al archipiélago de los Canarreos de la Caravana de la Libertad, que ya había transcurrido de Oriente a Occidente de la isla grande en los primeros días del triunfo de la Revolución, pero que perdura en el eterno homenaje al verdadero descubridor de la segunda ínsula cubana y en la continuidad de su legado.

Como confesara Eladio López, quien acompañara al Comandante aquellos dos días inolvidables de junio y trabajara en concretar las obras orientadas, urge rescatar hoy al calor de la recordación permanente muchos de los conceptos de entonces como la integralidad, el dinamismo y la racionalidad que el líder le imprimió al programa emprendido al futuro.

Desde el portal del antiguo ayuntamiento Fidel se dirigió al pueblo allí congregado

La carretera que conecta al Sur con el Norte pinero fue la primera obra de la Revolución orientada por el Comandante en Jefe

 

El turismo estuvo entre las líneas priorizadas por el joven líder para el desarrollo pinero

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Historia Isla de la Juventud
Diego Rodríguez Molina
Diego Rodríguez Molina

Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana. Tiene más de 40 años en la profesión

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