Ni maestra, enfermera o doctora. Bailarina, esa siempre ha sido su ilusión. Con tan solo cinco años cuando integró el proyecto sociocultural La Colmenita Pinera supo que eso quería y a pesar de la pandemia Idismary Vázquez Suárez no abandona su sueño.
El vital encierro a que nos sometemos los cubanos para protegernos de la COVID-19 no es impedimento para que la adolescente de 14 años, quien cursa el noveno grado en la escuela elemental de arte Leonardo Luberta Noy en la especialidad de danza, continúe con su rutina para presentarse en los exámenes al pase de nivel e ingresar así en la Escuela Nacional de Arte (Ena) con lo cual daría un importante paso en su aspiración.
“Mantengo una rutina que realizo todas las tardes. Caliento primero, hago ejercicios de fuerza y después de elasticidad alrededor de tres horas. También mantengo la dieta. Como muchas frutas y nada de pan ni dulces. Antes de salir de la escuela los profesores nos dijeron que siguiéramos preparándonos en la casa para no perder la forma”.
El grupo de Idismary está integrado por tres alumnas y todas tienen el mismo sueño, estudiar en la Ena.
“Antes de que suspendieran las clases estábamos en este proceso. Nos harán pruebas de técnica, repertorio, folklor y creación coreográfica, por vueltas. Me siento más segura en técnica y repertorio; el folklor no se me da muy bien, pero lo intento e insisto para lograrlo.
“Espero pasar de nivel y cuando termine bailar; y si pudiera, enseñar a los niños. Me gustaría, como muchos de mis profesores, un día poder dar clases en mi escuela”.
La bailarina en formación dice no tener preferencia por ningún repertorio en particular y aunque ha tenido, incluso, alguna experiencia como coreógrafa con otra compañera de grupo en eventos en su centro, tiene bien clara su pasión: dedicar su vida a la vetusta manifestación del arte y soñar a través de sus pies y manos.
