Las medallas llegaron en julio con los Juegos Escolares Nacionales, pero ambos coincidieron, junto a su abuela paterna Luz María (Muñeca), en que como agosto estaba bien cerca celebrarían su triunfo el día del onomástico 93 de Fidel Castro, a fin de cuentas esa victoria era para él.
Fidelistas como son, los luchadores Olisdel y Yoanqui Campo volvieron a ofrendarle sus preseas. “Se las dedicamos al Comandante en Jefe”, dijeron casi a coro. Con estas ya suman cuatro las obtenidas entre los dos y reconocen en el soldado de las ideas la figura a imitar. A pesar de su corta edad saben que deben su incipiente carrera deportiva, en primer lugar, a la Revolución.
Olisdel, quien culminó el 9no. grado en la Eide Fladio Álvarez Galán, centro de estudios al que ingresará Yoanqui en el venidero curso 2019-2020, declaró: “Competí en los 59 kilos contra los representantes de La Habana, Cienfuegos, Villa Clara y Artemisa y como mi hermano, cogí bronce. Mi triunfo también lo dedico a mi profesor Yosvani Alarcón”.
Yoanqui, por su parte, expresó: “Los dos somos de lucha libre, pero estoy en los 35 kilos. Me enfrenté al holguinero y el espirituano. Con este resultado quiero reconocer, además, a mi entrenador Yendry Frómeta”.
Muchachos al fin, festejaron el logro y el cumpleaños de Fidel con cake, refresco, helado, pancitos, todo preparado por Muñeca, a quien no le faltó la ayuda solidaria de vecinas y amigas como Olga, Yulianela, Vivi… y otras que se sumaron y cooperaron. La música fue el aporte de Ricardo Ponce, promotor cultural. Así la tarde del 13 de agosto se convirtió en una celebración familiar porque eso son los pobladores del reparto Juan Delio Chacón, una gran familia.
José García, profesor perteneciente al combinado deportivo Irene Hernández, participó en calidad de árbitro en la importante competición que tuvo por sede a Ciego de Ávila, residente en Chacón y conocedor de la trayectoria de los Campo, accedió a ofrecer su criterio.
“Aunque era el de menos peso, el desempeño de Yoanqui fue bastante bueno; perdió el pase a la final con el cienfueguero que obtuvo oro, pero dio pelea. Tuvo una preparación digna de reconocer con su profesor Yendry y la última parte se hizo de conjunto con los muchachos y entrenadores de la Eide. Su hermano resultó uno de los mejores luchadores que representaron la Isla, solo fueron cuatro y ellos dos merecieron medallas”.
El homenaje de estos luchadores a Fidel desde la victoria constituye una de las muchas actividades que en su honor se realizaron para agasajarlo en barrios, centros de trabajo y plazas del Municipio. Inspirados en el revolucionario impoluto los pequeños hicieron su mayor esfuerzo en el colchón y con su hermoso gesto volvieron a hacerlo gigante y más eterno que el tiempo mismo.
