Una de las grandes conquistas del triunfo revolucionario del primero de enero de 1959 fue, sin dudas, el deporte como un derecho del pueblo. A partir de ese momento gracias al impulso que se le dio dejamos de ser una cenicienta para convertirnos en una potencia mundial, paradigma para muchos pueblos del orbe.
Pero no solo las medallas ganadas en certámenes a todos los niveles encumbraron a nuestro país en el Olimpo del deporte, sino también el mejoramiento de la calidad de vida de los cubanos al acceder a las diferentes manifestaciones de la cultura física y la recreación.
Detrás de todo sobresale un hombre, uno de una dimensión jamás vista, de una grandeza que con su obra y pensamiento ilumina al planeta, Fidel, nuestro atleta mayor, el artífice de todos los triunfos del deporte cubano, el que marcó el camino por el cual solo se transita a la gloria.
A Fidel, el movimiento deportivo pinero rindió tributo en el aniversario 93 de su natalicio. El estadio Cristóbal Labra y el museo municipal del deporte Juan Pedroso Heredia, constituyeron dos de los sitios emblemáticos del universo del músculo en la Isla de la Juventud que acogieron el homenaje.
Las escuadras de béisbol de Matanzas y la Isla, junto a glorias deportivas, atletas destacados de la actualidad, directivos y el público presente en el parque beisbolero de calle 32 esquina 53, recordaron la contribución del Comandante en Jefe al desarrollo del deporte en la nación.
Quienes se congregaron en el museo tuvieron la oportunidad de compartir sus vivencias junto al Líder Histórico de la Revolución Cubana. Un verdadero privilegio que hoy atesoran.
El legado de Fidel vive hoy en cada atleta que defiende los colores de su terruño en los diferentes escenarios deportivos en Cuba y el mundo. Su figura los inspira a todos a ser mejores, alcanzar el máximo resultado con las convicciones como bandera, conscientes de que más allá del resultado, de una medalla, está la dignidad, la entereza y los valores que defendemos inculcados precisamente por ese grande de todos los tiempos.
Su ejemplo es esa estrella que en el horizonte brilla día a día sin apagarse un instante, marcando eternamente el camino a seguir por todos nosotros, los hijos de la Revolución y aquellos pueblos que creen que un mundo mejor es posible.
