Hombres de altura y voltaje

Foto: Cortesía de la Empresa Eléctrica Isla de la Juventud

Ellos salieron, como dicen algunos, con los cascos y las botas puestas, pero también con la alegría, el compromiso, las herramientas y la solidaridad a cuesta porque saben bien de tempestades, casas y techos destrozados, apagones debido al  tendido eléctrico devastado en el suelo…

A los pineros no hay quién les haga cuentos. Desde 1996 hasta el 2018 unos 12 ciclones han pasado por el terruño, de ellos siete han sido huracanas, algunos de gran intensidad como el temeroso Gustav, cuyos estragos igualaron al de una bomba nuclear.

Con la experiencia de los más veteranos y voluntad de los novatos, zarparon prestos a cumplir con la misión encomendada. Desde que subieron al catamarán no pararon los chistes, pero tampoco mermó la disposición de “chocar con la caliente”.

Lo cierto es que mucha historia se ha escrito a lo largo de toda Cuba con el paso y la recuperación de los estragos que dejó Irma, sobre todo por la parte norte del país, y aunque la Isla de la Juventud no sufrió estragos, también puede aportar a tanta leyenda desatada.

Y esta la escribieron un grupo de linieros pertenecientes a la Empresa Eléctrica que durante 14 días desandaron por zonas inhóspitas e intrincadas del municipio montañoso de Manicaragua, ubicado en la provincia de Villa Clara, en aras de devolverle la luz a los vecinos del lugar, donde el sistema eléctrico quedó derribado ante la furia del evento meteorológico.

CON EL CORAZÓN ENSANCHADO

“El 14 de septiembre salió una avanzada con la técnica, el 17 lo hicimos nosotros. Conocíamos que íbamos para el Escambray, a mí particularmente no me resultó ajeno porque estuve en los cerros venezolanos, pero para gran parte del personal sí, pues nunca antes se había desempeñado en condiciones tan adversas.

“Al llegar nos dieron una zona montañosa, sin embargo, nada de amilanarnos, todo lo contrario, de inmediato organizamos el trabajo. Con los carros era imposible subir, por eso la ayuda de los vecinos fue importantísima.

“A nosotros lo mismo se nos vio a caballo que en mulos u otros medios de transporte, atravesamos montes y ríos en botes, era la única manera de llegar a los lugares.

“Estuvimos por Pico Blanco, Pico Alto y Bermejo. Colocamos más de una veintena de poster primarios y secundarios con cuatro bancos de transformadores, ya sabes, a golpe de soga porque la técnica no pudo subir.

“Hubo momentos que nos cogía muy tarde, por lo cual no bajábamos, nos quedábamos en la montaña, en la casa de algún campesino, ellos nos brindaban cuanto tenían y nos trataban como si fuéramos familia, fue una experiencia extraordinaria”, expresó Marcos Borroto Santiesteban, jefe de una de las brigadas.

Por su parte Fernando Jardines, liniero especializado, puntualizó: “Me sorprendió el hecho de atravesar hasta un lago crecido para   devolverle el servicio solo a cuatro casas que estaban bien distante. ¡Óigame!, cuando uno ve estas cosas, trabaja bajo la lluvia, sube y baja lomas…para que personas se beneficien de la electricidad, uno se da cuenta de la grandeza de la Revolución, que no escatima esfuerzo alguno para con su gente, eso nada más se ve aquí, en Cuba.

“Las faenas eran bastante agotadoras y muy largas, siempre pensaba en mis hijos, esposa, mis compañeros de trabajo que habían quedado en el Municipio cubriéndonos y eso me daba fuerzas para poder seguir y cumplir”.

Para el joven Eider Martínez Torres esta fue su primera experiencia, tan solo tiene 22 años: “No dudé en dar el paso al frente, fue difícil por las condiciones de la zona, pero antes del 30 de septiembre ya Villa Clara tenía toda la electricidad restablecida, por supuesto, no apoyamos nosotros solos, habían brigadas de otras provincias del occidente y oriente del país.

“Esta fue la mejor respuesta que podíamos dar ante el llamado de la Patria. Cada vez que reponíamos el servicio veíamos una alegría desbordante en la gente, aquello era tremendo, gritaban: ¡viva los linieros pineros!, “¡viva la Revolución!

Y esta reportera también se suma a los ¡viva! para esos hombres de altura y voltaje, quienes tal como las líneas energizadas desandaron por el Escambray no solo para llevar luz y esperanza, sino para engrandecer la solidaridad.

 

 

 

 

 

 

 

Muchas veces se vieron obligados a abandonar la técnica para realizar los quehaceres en mulos debido al difícil acceso en las montañas. Foto: Cortesía de la Empresa Eléctrica Isla de la Juventud

 

Foto: Cortesía de la Empresa Eléctrica Isla de la Juventud

 

Foto: Cortesía de la Empresa Eléctrica Isla de la Juventud

 

 

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Karelia Álvarez Rosell
Karelia Álvarez Rosell

Licenciada en Defectología en la Universidad Carlos Manuel de Céspedes, Isla de la Juventud. Diplomada en Periodismo con más de 30 años en la profesión.

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