Héroe de talla mayor

Jamás quisiera que llegara el 19 de mayo, fecha de la caída en combate de José Julián Martí Pérez en Dos Ríos en 1895, y menos aún tratar de descifrar qué tormentosos y humanos pensamientos se adueñaron de esa mentalidad privilegiada, de aquel adalid de apenas 42 años en sus últimas horas, quien recibió esa tarde tres disparos y resultó la única baja mortal del Ejército Libertador.

Al decir de Armando Hart Dávalos, la clave de la vida revolucionaria del hasta entonces único cubano capaz de unir a todo un pueblo en la lucha por la libertad y de fundar un solo Partido, fue que logró articular ciencia, conciencia y al hombre de acción y lo hizo desde su ética medular.

“La dignidad de su conducta –subrayó ese prestigioso intelectual y político– se entiende cuando se toma en cuenta que no era un guerrero, pero a su vez sabía que la guerra constituía una necesidad objetiva para la independencia de Cuba, y comprendía que debía enseñar con el ejemplo”.

Ahí radicó el motivo de la tragedia, ocurrida a poco tiempo de iniciada la contienda preparada por el Maestro, calificado así por el poeta nicaragüense Rubén Darío por ser el más profundo y universal pensador de la América española.

Al vivir en el monstruo y conocerle sus entrañas el Apóstol alertó acerca de las consecuencias fatales que tendría para los pueblos de América Latina la expansión del imperialismo estadounidense, como evidencia uno de los fragmentos de la carta inconclusa enviada un día antes de su muerte a su amigo mexicano Manuel Mercado: “(…) ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber –puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo–, de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser, y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas (…)”.

El Gran Leal, como lo llamó la escritora chilena Gabriela Mistral, también muestra su prédica antimperialista y latinoamericanista al escribir el ensayo Nuestra América y plasmar el acecho de Estados Unidos sobre estas tierras: “Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”.

Tras el deceso de Martí y la salida de la metrópoli española en 1899, comienza la intervención norteamericana en Cuba y luego la  proclamación de la República (1902) profanada por la neocolonia impuesta por la Enmienda Platt. En ese ámbito el ideario martiano, distinguido por su humanismo, devino fuerte pilar en la formación ideológica de posteriores generaciones como Julio A. Mella y Rubén Martínez Villena, también cautivados por el marxismo.

Ellos fueron continuidad de su pensamiento que entroncó con la Generación del Centenario guiada por Fidel hacia el triunfo de 1959.

A 125 años de la caída en combate del Héroe Nacional cuyo ideario es la más elevada expresión de la ética de la liberación nacional en Cuba, sigue siendo su estrategia unitaria la principal arma política para enfrentar al imperio que pretende quebrar nuestra soberanía, ahora con más agresividad en medio de una pandemia contra la COVID-19 al acosar al personal de la Salud que lleva su ayuda solidaria a varios países sin pedir nada a cambio.

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Mayra Lamotte Castillo
Mayra Lamotte Castillo

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana; tiene más de 40 años en la profesión.

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