Florecer enero cada mes del año

Ilustración tomada de Internet

De nuevo enero nos invoca a Martí: el Más Universal, nuestro Apóstol, el hombre de La Edad de Oro, el poeta, el fundador del Partido Revolucionario Cubano, quien organizó la Guerra Necesaria desde el exilio, el joven que vivió apegado a los principios de justicia social, el antimperialismo militante y previsor y el amor por la gran patria latinoamericana.

Próximo al 28, fecha en que celebraremos su aniversario de natalicio, se realizan en el país diversas actividades como concursos literarios, embellecimiento de sitiales martianos, campañas de lectura, recitales de poesía, charlas acerca del pensamiento de José Martí, entre otras; deberíamos hacer que el mes floreciera todo el año.

El ideario martiano es de los más bellos que existen en el mundo, y me refiero a la belleza intrínseca de los valores y principios de un hombre cuyo propósito fue luchar por el progreso social de la humanidad desde la escritura, la poesía, el periodismo, ¡la cultura!, pero también desde la insurrección, la lucha armada, donde lo sorprendió la muerte ante el enemigo.

En su poemario Ismaelillo, dedicado a su pequeño, se leen estas líneas, para mí las palabras más profundas y valederas de su pensamiento: “Hijo: Espantado de todo, me refugio en ti. Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti (…)”.

Es en las nuevas generaciones donde tenía su mayor esperanza, por ello no debemos esperar la fecha marcada en el calendario para rememorar la gran obra del joven que sufrió las heridas causadas por los grilletes en las canteras de San Lázaro, tenemos la misión de enseñar e inculcar a nuestros niños los valores reflejados en cada poesía y prosa del Héroe Nacional.

Actualmente, cuando el uso de la tecnología y las grandes industrias del entretenimiento atiborran el tiempo de los más jóvenes, deberíamos prestar mayor atención al estudio de la vida y obra de Martí, porque en sus escritos podemos encontrar la salvación ante el resquebrajamiento de valores en la sociedad.

En las escuelas, instituciones medulares para este afán, podrían crear diversas formas de hacer y decir desde el ideario martiano, acciones diarias en forma de juego que ayuden a los escolares a cultivar buenos hábitos de cortesía, laboriosidad, generosidad, de higiene, la lectura, el estudio…, tal y como lo logra el proyecto La Colmenita, dirigido por Tin Cremata, y el Movimiento Juvenil Martiano con sus rutas e iniciativas.

Se trata de inculcar de manera divertida un sinfín de principios que guíen el crecimiento de los menores, no queremos la repetición de frases o poesías aprendidas de memoria, necesitamos la huella del Apóstol en cada corazón infantil, en sus acciones, en su manera de querer y desear el universo.

Ya lo dijo él: “Los niños son la esperanza del mundo…”, acerquémosle más al joven que escribió y defendió sus ideas de justicia social latinoamericana, aquel que sufrió destierro de su Patria amada encontrando en la pluma su mejor defensa y perdió la vida luchando por el ideal de libertad, independencia y mejoramiento humano.

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