Ni Meñique ni Señor Don Pomposo imaginarían tanta alegría en una tarde contagiosa y de magia. La fantasía y gracia en cada actuación en una fiesta repleta de colores, ritmos tradicionales nos hizo remontarnos a una infancia feliz, solo lograda en Cuba.
Las Estrellitas Pineras del círculo infantil Flor de la Amistad fueron los protagonistas que con mucho donaire y armonía pusieron en práctica las habilidades adquiridas.
Gratificante fue el quehacer cultural de los niños de dos a sexto años de vida, sobre todo verlos interpretar el Sucu-suco teniendo como fondo el escudo pinero y la cotorra, símbolos de la pineridad y cubanía. Al igual que luciendo los trajes típicos de los pueblos de Nuestra América, como llamó José Martí al continente, en clara muestra de solidaridad.
No faltaron al convite infantil personajes memorables de la Edad de Oro y de cuentos infantiles apreciados y que aún hacen pensar.
Estuvo presente el pensamiento de Fidel, que tanto amó a los niños, con la realización de una mesa redonda dedicada a él, con los participantes vestidos de verde olivo, y que demostró el amor de las nuevas generaciones al líder histórico de la Revolución Cubana.
La imaginaria platea de la instalación educativa colmada de padres, familiares e invitados no cesó de aplaudir tanto ingenio y creatividad al declamar un poema, bailar una conga o desfilar por la pasarela.
Al decir de Lisbet Centurión Garlobo, directora del plantel, la calificación de Muy Bien alcanzada en este festival, tienen mucho que ver con el esfuerzo de educadoras y familiares, quienes organizaron el evento y contribuyeron con los aseguramientos.
Ni la pertinaz lluvia pudo con tanta dedicación, todos salieron contentos y con renovados bríos para la fiesta del próximo año, un buen regalo para el Aniversario 60 del triunfo de la Revolución y un decisivo impulso en el rescate de las tradiciones pineras.
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