Familia, tengo novi@

Era amor, sin dudas, lo que estaba sintiendo. Las mariposas en el estómago, el nervio de verlo pasar y la necesidad constante de que sus miradas se encontraran se lo decía. Luego llegó el primer papelito, el recado con los amigos y pronto sucedió, de manera oficial eran novios.

La noticia en su casa fue toda una revolución. En el seno de su muy tradicional familia nadie veía con buenos ojos que a sus 14 años ya “la niña” tuviera novio.

Él vivió otro tipo de experiencia, alegría en el hogar porque su hijo se estaba haciendo un hombrecito y ya tenía novia que lucir en el barrio.

Si el relato le suena familiar es porque se trata de uno de los escenarios comunes en la cotidianidad nuestra cuando convivimos con adolescentes.

Sus incipientes relaciones amorosas y el qué ocurre al interior de sus noviazgos es imposible de definir, pero lo cierto es que constituyen una parte esencial en el desarrollo social los más jóvenes.

Para muchos la conducta a seguir es ligera y el comprometimiento es solo de nombre, otros se entregan de lleno a la ilusión de amar y ser amados por la persona idealizada y se sienten capaces de arriesgarlo todo.

Realmente no existen moldes o excepciones de regla pues la actitud depende de la forma de ser de cada quien, pero sí es cierto que por lo general, las adolescentes ven en el noviazgo una red de apoyo importante ante los problemas de la vida y buscan en una relación una vía para dar y recibir amor, mientras que para los chicos se convierte en una forma de afianzar su masculinidad.

Claro, en esto influyen mucho los patrones y modelos seguidos, mientras que algunos buscan requisitos imprescindibles en físico y compatibilidad, hay quienes valoran el estatus social y la diversión.

Aunque tampoco se trata exclusivamente del bando de los “corazones flechados” y el de “ganar puntos”, a fin de cuentas las relaciones sociales a cualquier instancia de la vida son mucho más ricas y complicadas que eso y aquí al igual que en la medicina “no siempre dos y dos son cuatro”.

Lo más importante a tener en cuenta es que el noviazgo en la adolescencia es parte del proceso de crecimiento de las personas y no es bueno frenarlo con excusas exiguas o fomentarlo al punto de que los chicos quemen etapas, cada cosa tiene su tiempo y su momento.

A los miembros de la familia les toca de manera medida ofrecer consejos y puntos de vista que puedan hacer de esta etapa un momento memorable para los más jóvenes.

El primer beso, la primera experiencia sexual o simplemente tomarse de la mano son momentos significativos en esta fase y pueden definir la forma de interpretar, recibir y brindar amor en el futuro.

Por ende no teman mamá y papá si su hijo o hija llega a casa con la noticia de que tiene pareja, más bien promueva los espacios de comunicación donde la confianza sea la protagonista.

Y para los jóvenes, la toma de este tipo de decisiones es importante y debe ser por los motivos correctos, pero una vez que sea inminente, no duden en contar con sus mayores, solo no lleguen a casa gritando a viva voz: ¡familia, tengo novi@!.

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Isla de la Juventud
Yenisé Pérez Ramírez
Yenisé Pérez Ramírez

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana

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