Este domingo, a las 3 de la tarde, luego de una cruenta batalla con la COVID-19, falleció en Santiago de Cuba, el médico internacionalista Graciliano Díaz Bartolo. Integrante de la primera brigada cubana que fue a auxiliar al pueblo de Lombardía, azotado por la pandemia.
Graciliano apenas descansó luego de su regreso de Italia y se sumó con su proverbial entusiasmo, a salvar vidas en su Santiago de Cuba.
Antes de la COVID-19, Díaz Bartolo integró aquel legendario grupo de profesionales de la Salud que fue hasta África, cuando casi nadie se atrevía, a luchar contra el ébola. Y allí sobresalió también preservando la existencia de africanos.
Incansable en su labor asistencial, repetimos, no se detuvo nunca; era un ejemplo para sus compañeros de profesión y muy querido en las comunidades donde trabajó como Médico de la Familia o donde residió.
Hasta las últimas consecuencias estuvo en su puesto, junto a su pueblo. Y por esas jugarretas que el destino les depara a los mortales, enfermó y murió por la COVID-19.
Queda para la atribulada y modesta familia; para el ejército de batas blancas que él integró; para quienes tuvimos el honor de contarlo entre los hermanos y amigos, el consuelo de que miles de médicos cubanos tendrán a Graciliano como paradigma. Porque para Díaz Bartolo nada era más importante que salvar vidas y representar con dignidad a la Salud Pública de su amada Patria.
(Tomado de la página de Facebook del autor)
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