El ruidoso zapateo sobre el asfalto en vísperas de las Fiestas Pineras invade el sueño de quienes moran en los alrededores del área donde ensaya con sus muchachos noche tras noche hasta que ya en las festividades suben a la cima del podio donde han estado en más de una ocasión.
Y ello se debe al tesón de un promotor natural, aunque él confiesa “por convicción” que a pesar de su avanzada edad lo podemos ver arrollando a ritmo de conga o deslizándose sutilmente al compás de un buen danzón. Es Manuel Fernández Alcides, un personaje que el pueblo pinero identifica en disímiles escenarios, además del artístico, al cual le ha consagrado los mejores años de su vida.
A él estuvo dedicada la recién concluida jornada por el Día la Cultura Cubana y la Alambrada que –al decir de su presentador Rafael Carballosa– “ha sido la de mayor público”, el cual llegó hasta el bulevar de Nueva Gerona con el propósito de homenajear a este hombre de pueblo.
“Me han sorprendido con el homenaje –dijo conmovido Manuel– que me llena de felicidad y orgullo; no esperaba que me dedicaran esta jornada, lo cual me compromete a esforzarme más en el trabajo por desarrollar y conservar nuestra cultura”.
Durante el emotivo encuentro se fueron descubriendo pasajes de su adolescencia y juventud en un espacio que contó con la presencia de su madre, amigos y compañeros de trabajo.
Con más de 30 años consagrados a la preservación del danzón desde el club Alturas de Simpson y de las comparsas en las Fiestas Pineras, sobre las cuales expresó volvería pronto, “para el 2020”, Fernández Alcides ha calado en el corazón de quienes lo siguen por lo singular de su personalidad.
Allí, donde lo vimos reír, bailar, hablar de su vida y hasta emocionarse con las anécdotas de sus más allegados, dejó claro que “hay Manuel pa’rato”, lo mismo como inspector del Transporte, que como el tan reclamado “amarillo”, o el danzonero o el “profe”.
Lo cierto es que la admiración por Fernández Alcides es la más pura expresión de agradecimiento de los pineros por quien sin ser nativo de esta Isla, entrega satisfecho –día tras día– lo mejor de sí por una cultura siempre autóctona y tradicional.