Parte del arroz que está en las bodegas tiene un color amarillento, diferente al habitual. Para conocer las causas visité las instalaciones procesadoras del cereal, en Nueva Gerona; descascaraban a plena capacidad. Allí fui atendido por un joven casi tocayo, Wilter Peña Ricard, director de la UEB Granos.
“La capacidad de los secaderos no es suficiente y el grano, al permanecer almacenado más de lo necesario, se mancha –explicó–. A pesar de ello tiene buen sabor, se cocina bien, cumple los demás requisitos y mantiene sus propiedades alimenticias.
“El secado depende de las condiciones de clima, como cualquier ropa lavada y puesta a secar: cuando la humedad relativa es mayor demora más en secar”.
A finales de año la lluvia fue persistente y no permitió trabajar en los secaderos al ritmo habitual, pero resultaba imprescindible cortar todo el arroz posible y salvarlo de cualquier modo, aunque se afectara su apariencia.
El último cosechado estuvo fuera de tal eventualidad. “Entró al proceso industrial con mejores condiciones de clima –concluyó Peña Ricard– y estuvo menos de 72 horas en almacén antes de recibir su primer sol. Son 357 toneladas (las últimas de esta zafra), con muy buena presencia y menos del 20 por ciento de granos partidos, un arroz de calidad”.
Muy buena aclaración, en verdad estuvimos mucha afectaciones por el agua y la humedad relativa muy alta, confiamos que la próxima cosecha esté mejor.