Había una vez un hombre con alma de niño y temple de gigante que conquistó el sueño de una Cuba libre, de un país en manos del pueblo y para el pueblo, su nombre era Fidel Castro Ruz.
Ese mismo titán, hace ya 45 años, en el más puro ejercicio de la democracia, se reunió con un grupo de niñas y niños y les propuso que ellos mismos escogieran el día de su celebración. Fue así que en lugar de una fecha fija, se decidió que cada tercer domingo de julio fuese un día de alegría y fiesta para los pequeños.
Aunque ha llovido bastante desde entonces -como se dice popularmente- y la situación económica del país ha atravesado por mejores y peores momentos y el cruel cerco del bloqueo sigue apretándose, la vigencia de festejar a los príncipes enanos de esta nación es hoy más firme que nunca.
Por ello desde horas tempranas de este domingo los colores de la Isla más joven se encendieron, el parque 15 de Mayo se abarrotó de padres, tíos y abuelos acompañando a sus retoños, sabedores de que todo conspiraba para brindarles la mejor de las fiestas.
No faltaron las confituras, los juegos deportivos, los libros de cuentos, el castillo inflable, la música, el baile y los payasos. Tampoco faltaron las colas y el sofocante calor, pero la alegría contagiosa de los niños y las niñas daban fe de que el empeño realizado por las máximas autoridades locales y los organismos involucrados, había logrado su cometido.
Los tesoros escondidos, la piñata y el cake gigantes fueron de los momentos más esperados por los infantes, quienes convirtieron la ocasión en un verdadero cumpleaños colectivo en el que primó su algarabía y la disciplina de los adultos.
A las diez de la mañana arrancaron las actividades por el Día de los Niños cubanos en la ciudad de Nueva Gerona y de forma simultánea sucedió en La Demajagua y La Fe, donde los grupos Camarco Teatro y La Carreta de los Pantoja junto a talleres y unidades artísticas de las Casas de Cultura celebraron por todo lo alto a los que saben querer.
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