Llega como agua fresca, paloma en vuelo y esa sonrisa que alegra el alma otro día de uniforme, pupitres, compromiso y esperanza, otro día que aviva la nostalgia por la mejor etapa de nuestras vidas: la de estudiante.
Y no me canso de decírselo a mis hijas y a sus coetáneos para el disfrute pleno que va más allá de adentrarse en los libros, cuadernos y libretas, pues es, además, el deleite del timbre o la campana de la escuela, las maldades al cumpleañero, las salidas –sin permiso– del Internado, el bullicio de los alumnos, las acampadas, el autoestudio, el coro de: “Bienvenido, compañero visitante”…
De alguna manera sigo viviéndola aunque guarde con orgullo el título de universitaria en una gaveta. Ahora, desde otra perspectiva, continúo pendiente por la pérdida de sueño o el salto en el estómago ante el seminario o un examen, los matutinos, trabajos voluntarios, los tres mosqueteros en el almuerzo, las bicicletadas, las enfermedades de trasmisión sexual, las inquietudes frente al acoso o con respecto a las transformaciones en el país para, comprendiéndolas mejor, sumarme y aportar.
Cada noviembre, en las cercanías del 17: Día Internacional del Estudiante, se avivan las alegrías y los recuerdos, al evocar que no todos los jóvenes del orbe corren con nuestra suerte, esa que no tienen hoy los chilenos ni los bolivianos, como tampoco tuvieron aquellos muchachos en Praga a los que el fascismo envió a campos de concentración y asesinó por exigir lo merecido para su país en el oscuro año checoslovaco de 1939.
En días de este mes multicolor por la variedad de uniformes que validan la educación como un derecho en Cuba, sale la estudiante que llevo dentro y me sumo a los festivales deportivos entre facultades, bailables, “madrugadazos”, intervenciones comunitarias y hasta a las redes sociales para con las etiquetas #EstudiantesCelebran, #JuntosFestejamos y #SomosFelicesAquí hablar de realidades, que son sueños aún para millones de niños, adolescentes y jóvenes en el mundo.
- El 17 de noviembre de 1939, un grupo de jóvenes checoslovacos protagonizaron una heroica resistencia en las calles de Praga contra los invasores nazis. En memoria de su valiente gesto, el Consejo Estudiantil Internacional —que más tarde se convirtió en la Unión Internacional de Estudiantes (UIE)— declaró esa fecha como Día Internacional del Estudiante
- Esta conmemoración se celebra en más de 114 naciones
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