Decibelios mortales

Tomada de Internet

Uno de los principales problemas de la indisciplina social que enfrentan los pineros está relacionado con los ruidos estridentes u otras contaminaciones sonoras en viviendas y vehículos, según informaciones suministradas en la última sesión ordinaria de la Asamblea Municipal del Poder Popular, donde mucho se debatió del tema.

Lo cierto es que se ha hecho habitual la música extremadamente alta, incluso en los ómnibus de pasajeros, en detrimento de la mayoría que se ven sometidos durante el trayecto a varias sonoridades y cuyos desafortunados autores no tienen en cuenta los daños que causa dicha problemática a la salud.

Cálculos realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) subraya que 1100 millones de jóvenes de todo el mundo podrían estar en riesgo de sufrir pérdida de audición debido a prácticas auditivas perjudiciales, y que más de 43 millones de personas de entre 12 y 35 años padecen una pérdida auditiva discapacitante.

La falta de percepción del riesgo, más en los adolescentes, agrava una situación que se hace insostenible, sobre todo a partir del uso masivo de cajas de música portátiles, de ahí la importancia de tomar medidas eficaces en bien del sistema auditivo.

Otras consecuencias están relacionadas con la irritabilidad que provoca en los individuos el constante sonido estridente, que puede llevar a la sordera.

Al decir de Charles Hart: “Suavemente, hábilmente, la música te acariciará. Escúchala, siéntela, te posee secretamente”. He ahí el secreto para disfrutarla, no los sonidos a toda voz.

En fin, son un modernismo nocivo y perjudicial que afecta a uno mismo y los demás, de ahí la imperiosa necesidad de no ser tolerantes y sí exigir el elemental respeto por quienes les rodean.

Para combatir tal indisciplina el barrio debe ser el protagonista, a partir de la persuasión y el convencimiento, pues como dijera otro renombrado cantautor, músico, compositor y productor discográfico argentino, Andrés Calamaro: “La música es el territorio donde nada nos hace daño”.

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Isla de la Juventud Opinión
Pedro Blanco Oliva
Pedro Blanco Oliva

Licenciado en Literatura y Español en la universidad Carlos Manuel de Céspedes, Isla de la Juventud. Diplomado en Periodismo con más de 40 años en la profesión

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