La Habana, 26 mar (Prensa Latina) La realidad supera la ficción y ante la pandemia del nuevo coronavirus, Cuba decidió cambiar de inmediato su chip olímpico y proyectarse con optimismo de cara al futuro del deporte.
Hace poco menos de tres meses, el movimiento deportivo cubano estaba, como la mayoría de los países del mundo, inmerso en cálculos, preparativos, entrenamientos y muchos sueños con la mirada puesta en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Pesadilla o crudo desafío para la humanidad, la única opción viable en la mesa es pasar la página y confiar en la ciencia, como se infiere de las palabras de Roberto Ramírez, director de Comunicaciones del Instituto de Deportes y Recreación (Inder) de Cuba.
En diálogo exclusivo con Prensa Latina, el experimentado reportero subrayó que el aplazamiento de la cita nipona para 2021 implica una reconfiguración de todo el andamiaje de las distintas disciplinas y también, de hecho, de la estructura propia de la actividad atlética.
‘Constituye un gran reto, aunque se viera venir la postergación del magno evento. Nuestros técnicos y especialistas tienen ahora la tarea de reordenar todo este rompecabezas, porque no sólo estamos hablando de los Juegos en si mismos’, reflexión.
Con seis coberturas de citas cuatrienales, Ramírez destacó la coincidencia de competiciones previamente pactadas como los primeros Juegos Juveniles continentales en 2021 y las justas clasificatorias para los Centroamericanos y del Caribe de Panamá en 2022.
Sin embargo, se mostró confiado en la fortaleza del material humano necesario con los centros de investigación del deporte, los expertos en alto rendimiento, ‘y puedo asegurar categóricamente que están sobre la mesa las variantes para enfrentar estos desafíos’.
En la conversación con Prensa Latina, el directivo a cargo de prensa y propaganda en el Inder de Cuba, significó que en primer lugar habrá que esperar por la normalización del panorama internacional y con ello de la actividad deportiva en la isla caribeña.
Además las decisiones finales que emanen del Comité Olímpico Internacional (COI) y las federaciones internacionales, para luego ver como se adecua el calendario a nivel de región, de América en general y de Centroamérica y el Caribe en particular.
Visto desde una óptica realista y de prioridades, lo mejor que ha podido pasar es que se aplacen los Juegos, porque aun con los esfuerzos más denodados, la calidad de las lides no iba a ser la misma y se dañaría su imagen, puntualizó.
Respecto al futuro cercano, Ramírez se preguntó si seguir llamándolos Juegos de Tokio 2020 refleja que se respetará el ciclo habitual y en 2024 se llevarán a cabo las lides de París, o si habrá que analizar la situación con miradas muy creativas y novedosas.
Luego de un período de cabildeos y negociaciones, el COI y Japón llegaron al acuerdo el pasado 24 de marzo de posponer la mayor fiesta del deporte del orbe, programada para Tokio en el verano de este año. Todavía no hay una fecha definitiva en el horizonte.
De patas arriba con los calendarios de 2020 y 2021, en cualquier caso la tensa espera se hace imprescindible hasta tanto la humanidad no logre vencer la pandemia de la letal Covid-19.
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