Cuando la humildad pierde a un hijo

Foto: Yunaisy Castellanos Izquierdo

El regaño por entrar a aquel patio ajeno en busca de mis mangos favoritos llegó de una persona a quien jamás vi encararse con alguien, a pesar de ser muy justa y antagónica de las malas conductas.

De ese hombre siempre tuve un saludo jovial, una sonrisa inagotable, hasta un señalamiento oportuno, como el de pedir permiso para tomar los mangos, pues Julio Martínez La Fuente fue de esos a los que la muerte, a sus 69 años, le llegó en pleno ejercicio de educar.

Durante décadas se dedicó a formar generaciones de atletas para el tenis de campo, disciplina que, sin ser de las tradicionales en Cuba, tuvo en él a alguien capaz de atraer a practicantes de varias edades.

Al profe lo caracterizó una humildad incalculable, al punto de ganarse el cariño de no pocos; disfrutó sobremanera el trabajo con los niños, mientras les hizo crecer dentro y fuera de la cancha.

Ese habanero que a los 20 años cruzó el golfo de Batabanó en busca, quizá, de una aventura, labró en lo profesional y lo personal una vida digna de la cual sus compañeros de labor, familiares y amigos sienten hoy orgullo en medio del amargo sabor de su partida.

La cancha ubicada en la esquina de las calles 28 y 41 –Nueva Gerona–al fondo de la escuela de arte Leonardo Luberta Noy, fue su cuartel general por más de 25 años, de ahí sacó logros válidos para figurar entre los mejores en la educación deportiva.

Para él la solidaridad fue una condición inherente a la existencia misma y por ello sus conocimientos y voluntad traspasaron fronteras hasta Venezuela y otras naciones, donde también dejó su huella.

El valor a la familia, principal fuente para cultivar el conocimiento, resultó uno de los tantos en este ser humilde que plantó a su alrededor cimientos de mucha valía como sus hijos Runny y Julito, este último encaminado sobre sus huellas y hoy continúa la labor de su padre.

La Copa Davis de tenis –circuito internacional a nivel de selecciones que agrupa en diferentes etapas a lo mejor de la disciplina– contó con la presencia de Julio cuando en la edición de 1996 formó parte de la comisión técnica para los encuentros celebrados en La Habana.

De igual modo fungió como árbitro internacional y directivo en eventos de relevancia como los Juegos Centroamericanos de 1982, los Panamericanos de La Habana en 1991, el Campeonato Mundial de Pelota Vasca, entre otros.

De muchas maneras enorgulleció a la Isla y todo aquel que tuvo la oportunidad de, al menos, estrecharle la mano y recibir de quien no conoció la derrota, una sonrisa victoriosa.

Otros artículos del autor:

    None Found

Deporte Isla de la Juventud
Colaboradores:

3 Replies to “Cuando la humildad pierde a un hijo

  1. El profesor mediocre repite, el bueno explica, el superior demuestra; pero el Maestro inspira.

    Gracias por tu dedicación hacia nosotros, por tu carácter, por tu paciencia y por tu amor. Usted vive en todos nosotros quienes comenzamos como alumnos y nos convertimos en tus hijos.

Responder a yudith.gutierrez Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *