Conteo regresivo a una política fracasada

En Naciones Unidas, Cuba y el mundo reclaman a EE. UU. el fin del bloqueo, por vigesimoctava ocasión consecutiva

Este seis y siete de noviembre, por vigesimoctava ocasión consecutiva, presenta Cuba ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas el proyecto de resolución que reclama la total eliminación del cruel bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a todo un pueblo.

Y por vigesimoctava ocasión también consecutiva, contrastando con la enfermiza obsesión de una política fracasada, junto a la resistencia de los cubanos crece la solidaridad mundial en apoyo al país caribeño desde los más apartados confines.

Ya esa batalla por la soberanía del mayor de los archipiélagos en el Caribe dejó de ser exclusiva de un país y se ha hecho causa común de los pueblos del mundo, demanda de justicia de la comunidad internacional, e incluso de congresistas, personalidades y varios sectores estadounidenses.

El reclamo esta vez es mayor por el recrudecimiento de las medidas, que llega al extremo de presionar embajadas para que sus gobiernos se plieguen a su obsesión enfermiza en la que solo en el gobierno de Donald Trump se han aprobado casi 190 resoluciones como parte de su bestial acoso.

Casi interminable es la serie de sanciones económicas y restricciones destinadas a sumir a los cubanos en penurias y privaciones ilusionados en provocar un estallido social para poner fin a la Revolución.

En la lista está la limitación de los vuelos regulares de aerolíneas estadounidenses exclusivamente a La Habana sin poder llegar a otras ciudades o aeropuertos de nueve destinos en Cuba, como el polo turístico de Cayo Largo del Sur, que a partir del diez de diciembre próximo se verá privado de la llegada de visitantes por esa vía. Y todo bajo el pretexto de un supuesto castigo por su solidaridad y colaboración con Venezuela.

Igualmente figuran las sanciones para los buque-tanques que lleven petróleo a Cuba o para mercantes que transporten mercancías desde o hacia la isla, luego de lo cual durante seis meses no podrán amarrar en puertos de EE. UU., y la prohibición de hacer tierra en cualquier puerto cubano a los numerosos cruceros que surcan el Caribe con lo cual la Isla de la Juventud se ha visto privada de sus frecuentes estadías.

A las medidas se suman sanciones a los bancos que intermedien en el comercio exterior de Cuba; limitación a las remesas que los cubanos residentes en EE. UU. puedan enviar a sus familiares; bloqueo selectivo a la importación de medicinas y alimentos; interdicción para alquilar a Cuba aviones que tengan más del diez por ciento de tecnología o insumos originarios de Estados Unidos y presiones sobre las líneas aéreas para que reduzcan o eliminen de sus itinerarios cualquier ciudad cubana.

Ya había decretado la activación del Capítulo III de la Ley Helms-Burton que ningún presidente de Estados Unidos había considerado conveniente implementar por ser tan avasalladora como inaplicable.

En los últimos días y como si la maldad no tuviera fin, Trump prohibió al gobierno federal financiar actividades de intercambio educativo y cultural con funcionarios y entidades estatales de Cuba, aduciendo evitar con ello el tráfico de personas entre los dos países, según el memorando enviado al Departamento de Estado.

#ElBloqueoEsReal enfatizan muchos mensajes en la red social Twitter en su singular manera de enlazar palabras que en este tema todas se quedan pequeñas para describir los negativos efectos de un cerco cuyo daño humano fue calificado de invaluable por el canciller Bruno Rodríguez, a partir de los sufrimientos, carencias y dificultades a cada familia, niño, mujer y anciano cubanos.
Ciertamente, las sanciones de EE. UU. parecen más un estado de guerra que la relación entre una potencia y una ínsula, cuyas pérdidas ascienden a 4 343 millones de dólares y daños acumulados de 138 mil 843 millones entre abril del 2018 y marzo del 2019, mientras que en estas seis décadas los perjuicios acumulados rebasan la astronómica cifra de los 922,630 millones de dólares.

El derrotado bloqueo es el ejercicio más cruel, despiadado y prolongado del que se tenga conocimiento en la época contemporánea y esta vez en la Onu hay conteo regresivo a una política fracasada.

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#NoMásBloqueo Isla de la Juventud
Diego Rodríguez Molina
Diego Rodríguez Molina

Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana. Tiene más de 40 años en la profesión

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