La retirada de Sanders de la lucha por la nominación del partido azul dejó el escenario casi listo para un enfrentamiento en noviembre próximo entre Biden y el actual gobernante norteamericano, el republicano Donald Trump, quien buscará su reelección.
El 8 de abril, al poner fin a su precandidatura a la Casa Blanca, el senador por Vermont reconoció que estaba muy por detrás de Biden en el número de delegados necesarios para ser el nominado en la Convención Nacional Demócrata de agosto venidero.
Sanders, quien se describe a sí mismo como un socialista democrático y es impulsor importantes propuestas progresistas de cobertura universal de salud y justicia social, felicitó a Biden en el video en el que dio a conocer su decisión, y lo calificó de hombre muy decente.
Pero, a diferencia de otros precandidatos demócratas que abandonaron la lucha por la mansión ejecutiva en meses recientes, Sanders no ofreció un respaldo explícito al exvicemandatario, quien es el favorito del ‘establishment’ del partido.
De hecho, aun cuando deja la carrera presidencial, el senador independiente sostuvo que continuará en las boletas de los estados donde aún no se han celebrado las elecciones primarias.
Sanders señaló que si bien Biden será el nominado de la fuerza política, los partidarios del senador deben continuar trabajando para reunir tantos delegados como sea posible de cara a la Convención Nacional en la que se elige formalmente al candidato, con el fin de ejercer influencia sobre la plataforma del partido.
Tal pronunciamiento podría despertar alarmas entre quienes comparan las elecciones de 2020 y las de 2016, cuando el legislador progresista perdió la nominación presidencial ante otra figura de la elite política de Washington, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton.
Ese resultado provocó que muchos seguidores de Sanders rechazaran entonces la candidatura de Clinton, quien finalmente fue derrotada por Trump en las elecciones presidenciales de ese año, y ahora los demócratas están ante el reto de lograr una mayor unidad que les permita vencer al actual ocupante de la Casa Blanca.
A pesar de su llamado a continuar acumulando delegados, el propio senador dio muestras el 8 de abril de que entiende la importancia de lograr esa mayor cohesión y se dijo dispuesto a trabajar con Biden ‘para hacer avanzar nuestras ideas progresistas’.
Entonces, juntos, manteniéndonos unidos, avanzaremos para derrotar a Donald Trump, el presidente más peligroso en la historia moderna de Estados Unidos, remarcó.
Por su parte, Biden evidenció de inmediato estar consciente de la importancia que tiene para él ganar el respaldo de, al menos, una parte de los seguidores de Sanders, de quien dijo que, más que una campaña política, dirigió un poderoso movimiento.
No en vano en el exvicemandatario resaltó en un comunicado que Sanders puso el interés de la nación, y la necesidad de derrotar a Trump, por encima de todo, y le expresó al senador que se comunicará con él y lo escuchará.
Asimismo, apeló directamente a los partidarios del político progresista, a quienes dijo: ‘los veo, los escucho y entiendo la urgencia de lo que tenemos que hacer en este país. Espero que te unas a nosotros’ y añadió que juntos lograrán vencer a Trump.
Hacer que los partidarios de Sanders, muchos de los cuales son notoriamente leales, transfieran su entusiasmo a Biden, no será un desafío pequeño para un candidato que muchos progresistas consideran insuficientemente liberal, indicó al respecto un artículo del diario New York Daily News.
Una buena noticia para el exvicepresidente es que, según una encuesta realizada a finales de marzo por la firma Morning Consult, el 80 por ciento de los partidarios de Sanders apoyaría a Biden en los comicios de noviembre.
De cualquier modo, un siete por ciento se dijo dispuesto a respaldar a Trump y el resto respondió que aún no lo tenía claro, lo cual debe ser un llamado de alerta para la campaña de Biden, quien necesita ampliar sus fuerzas, por ejemplo, entre los mismos votantes jóvenes que tanto han apoyado a Sanders.
La salida del senador de la carrera cuando aún faltan cuatro meses para la Convención Nacional le permitirá a Biden enfocar en lo adelante sus esfuerzos en derrotar al jefe de la Casa Blanca, pues solo algún evento de muy grandes proporciones podría alejarlo de la candidatura demócrata.
Al decir del diario The New York Times, tanto Biden como Trump ya han trazado líneas claras de batalla: de un lado, el político con una concepción robustamente tradicional del liderazgo presidencial estadounidense, y de otro, el mandatario poseedor de un enfoque ‘orgullosamente divisivo’.
Los dos contendientes probables tienen ante sí un panorama diferente al de carreras presidenciales previas, pues toda la dinámica ha cambiado debido a la pandemia del coronavirus SARS-Cov-2, que obligó a suspender los eventos de campaña y el contacto directo con los votantes.
De acuerdo con el Times, en este contexto Biden está luchando por encontrar su papel durante la crisis de salud pública como el presunto candidato demócrata, y tratando de hallar nuevas formas de conectarse con los electores y abrirse paso en los medios de comunicación.
Por su parte, el destino del gobernante republicano en las urnas dependerá en gran medida de cómo continúe su respuesta a la emergencia sanitaria, que ya ha recibido críticas de diversos sectores, y de cuánto se sienta el impacto de esta crisis en la economía del país.
El promedio de encuestas del portal digital RealClearPolitics muestra que el exvicepresidente aventaja al jefe de Estado por unos seis puntos porcentuales (49,7 a 43,4 por ciento) de cara a noviembre, pero en este mismo momento de 2016, Clinton tenía una ventaja de 11 puntos sobre el republicano.
De ese modo, todo el apoyo que pueda recibir el exvicemandatario es imprescindible, y aunque ya Sanders no sea un rival a derrotar, el ganarse de algún modo a sus fieles seguidores y lograr la unidad del partido en torno a su candidatura resulta un elemento clave para una posible victoria. arb/mar
*Corresponsal en Washington.
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