Atención especial a niños especiales

Las educadoras potencian las habilidades y el conocimiento de los pequeños a través de juegos
Foto: Yenisé Pérez Ramírez

Para otros niños la jornada diaria en la escuela puede resultar rutinaria, sin embargo para los pequeños Dylan, Salet, Alejandro y Yeison es todo un reto.

Estos infantes comparten mucho más que un centro de estudios –el seminternado José Antonio Echeverría–, pues sus caminos desde antes de nacer los habían unido dentro del grupo de personas que conviven con trastornos del espectro autista.

Atendiendo a sus necesidades educacionales especiales en la escuela se trabaja para potenciar su mejor desarrollo dentro de la sociedad, según cuentan sus profesoras terapeutas, las licenciadas Lázara Tania Sotomayor y Natalí Baños Macintosh.

El aula de 4to grado para Dylan y Salet
Foto: Yenisé Pérez Ramírez

“Lo primero es aprender a conocerlos, a encontrar sus motivaciones porque no todos responden de la misma manera o con el mismo grado de interés a las actividades, además sus niveles de compresión también son variables y mientras Salet, Dylan y Alejandro ya están un poco más familiarizados, en el caso de Yeison, que tiene cinco años, aún se encuentra en una fase de adaptación, pues no tiene lenguaje formado y le cuesta establecer contacto visual con los demás”, añaden.

Sin embargo, por más complicada que parezca la tarea estas dos jóvenes profesionales confiesan que sus herramientas primarias son la paciencia y el amor por estos pequeños, a los que reciben cada mañana al iniciar las clases con reforzadores, que no son más que elementos o cosas que les gustan como un abrazo, un aplauso o un dulce.

Una vez ganada su confianza el proceso de enseñanza se hace más fluido, como pudimos observar en nuestra visita a las dos aulas con que cuenta el centro para este tipo de educación. En una Alejandro y Salet  dan sus primeros pasos en el cuarto grado –siempre con las adecuaciones de los objetivos del grado vencidos respecto a su nivel cognitivo–, mientras que en la otra, multigrado, se le imparten lecciones de tercero a Alejandro y de preescolar a Yeison.

Una pelota o unas claves pueden robar la atención de alguno mientras los otros se muestran reacios ante las fotos, pues según nos explicaron sus maestras pese a tener el mismo padecimiento, entre ellos mismos tampoco suelen jugar mucho y se llevan mejor con los adultos que laboran en el centro, quienes les desbordan con sonrisas y una esmerada atención.

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Yenisé Pérez Ramírez
Yenisé Pérez Ramírez

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana

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