Asalto en la memoria

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El despliegue de un cartel contra Fulgencio Batista en los carnavales habaneros de marzo de 1954, demostró que la Federación Estudiantil Universitaria (Feu), con su  presidente José Antonio Echeverría Bianchi al frente, aumentaría sus acciones contra aquel régimen de oprobio en el poder mediante un golpe de Estado.

Las detenciones, golpizas y prisiones no impidieron los sucesivos actos públicos dentro y fuera del recinto universitario ni la participación en la campaña nacional por la amnistía a los Moncadistas.

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El alumno cardenense de la carrera de Arquitectura en la Universidad de La Habana, de 24 años, valiente, culto, profundamente humanista y de una gran madurez política   simbolizaba la aspiración al cambio revolucionario en las filas estudiantiles.

En el contexto de un  país neocolonial el 24 de febrero de 1956, en el Aula Magna de la Universidad, durante la conmemoración de la fecha patriótica hace pública la creación del  Directorio Revolucionario– brazo armado clandestino de la Feu.

Significación especial tuvo el encuentro del líder abogado Fidel Castro Ruz con José Antonio Echeverría, en México, el  29 de agosto de 1956; al otro día, suscribieron la Carta de México, que unió a la Feu y al Movimiento 26 de Julio.

Ambas fuerzas revolucionarias llamaron a la unidad en la lucha para derrocar a la sanguinaria dictadura, realizar una legítima Revolución e hicieron el compromiso de llevar la liberación a Cuba en 1956.

Las acciones del 13 de marzo de 1957, planeadas de forma estratégica por el Directorio Revolucionario, se ejecutarían al unísono por comandos con los siguientes objetivos: el asalto al Palacio Presidencial por un comando de 50 hombres con armas automáticas para ajusticiar al dictador Fulgencio Batista en su propia madriguera.

El tirano logró escapar y la toma de la emisora Radio Reloj por Echeverría y 15 hombres, para difundir la noticia de la muerte del tirano y convocar a la insurrección nacional, pero la alocución preparada por él, nunca salió al aire por haber sido interrumpida.

Este último destacamento ocuparía a continuación la Universidad de La Habana, donde se establecería el cuartel general para después entregarle las armas al pueblo en aras de comenzar una insurrección armada en la capital.

Interceptado resultó el automóvil en que viajaba, por un vehículo policíaco a un costado del recinto universitario y entablaron el combate.

“(…) cayó como un valiente. Con desprecio absoluto de su vida avanzó sobre una perseguidora y les disparó por la ventanilla. Cayó al suelo y volvió a pararse sobre sus rodillas y sacando un revólver (que le había quitado a un soldado) volvió a tirar por la ventanilla para dentro: en ese momento una ráfaga de ametralladora lo remató (…)”, así describe la proeza de gran trascendencia nacional, Fructuoso Rodríguez, uno de sus compañeros más allegados y dirigente universitario con una actitud abiertamente opuesta al régimen.

La muerte de José Antonio Echeverría representó un duro golpe para el movimiento estudiantil y la Revolución, y aunque una veintena de combatientes perdió la vida en la hazaña del 13 de marzo de 1957, el empeño no fue en vano porque indicó el camino hacia la libertad y consolidó la conciencia patriótica y de rebeldía del pueblo.

También puso de relieve la heroicidad y ansias de justicia de una generación que representa un ejemplo vivo para nuestros jóvenes, quienes están presentes en las grandes heroicidades de hoy, en la producción de alimentos, el apoyo a la Tarea Ordenamiento y en la primera línea del combate contra la enfermedad de la Covid-19.

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Historia Isla de la Juventud
Mayra Lamotte Castillo
Mayra Lamotte Castillo

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana; tiene más de 40 años en la profesión.

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