Almeida pervive por su grandeza

Tú me enseñaste a tener el coraje de aquellos que nunca se rinden/. Me enseñaste la grandeza de ser humilde/. Si hoy soy buen hijo, buen padre, buen esposo y buen amigo,/ no me lo enseñó la vida,/ lo aprendí contigo.

Los entrañables recuerdos de Juan Guillermo Almeida González manifiestos en el video clip y la canción Mi querido viejo, dedicados a su padre, el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, hicieron derramar lágrimas de emoción a todo un pueblo.

El mismo que hace diez años, el 11 de septiembre de 2009, quedó consternado por el deceso de uno de los cubanos más queridos.

Durante el duelo oficial, el domingo 13, una multitud afligida acudió a darle el último adiós en el Memorial José Martí de La Habana; el Salón de los Vitrales de Santiago de Cuba, a las plazas en las capitales provinciales y al Museo Municipal en Isla de la Juventud.

Así rindió póstumo tributo a su fidelidad, a aquel muchacho de piel negra, peón de Obras Públicas, que ayudó al padre en el sustento familiar y luego de conocer a Fidel luchó a su lado con su proverbial lealtad en la primera línea de combate, pues fue asaltante al Moncada y uno de los jóvenes que cantó el himno del 26 de Julio que desafió al dictador Fulgencio Batista cuando visitó Presidio.

Fue expedicionario del yate Granma y tras el desembarco la columna rebelde recibió el sorpresivo ataque de la tiranía mientras acampaba cerca de Alegría de Pío. Almeida rescató a Ernesto Guevara, herido en el cuello, y al escuchar el llamado del enemigo a la rendición, gritó: “¡Aquí no se rinde nadie, C…!”. Frase viril convertida en divisa de los cubanos. Integró el Ejército Rebelde. En el combate de El Uvero dirigió con su pelotón un avance casi suicida, el seis de marzo de 1958, con grados de Comandante fundó el Tercer Frente Oriental Mario Muñoz Monroy.

Al triunfar la Revolución en 1959 ocupó diversas responsabilidades: integró el Buró Político del Comité Central del Partido, resultó electo Diputado a la Asamblea Nacional y Vicepresidente del Consejo de Estado; por sus méritos mereció el Título Honorífico de Héroe de la República de Cuba y la Orden Máximo Gómez de primer grado.

Presidió la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana y simultaneaba su quehacer con su valiosa obra artística –más de 300 canciones y una docena de libros–, junto al amor a su familia.

Al cumplirse una década de su partida recordamos las palabras con las que Fidel terminó sus reflexiones por la dolorosa noticia: ¡No digamos que Almeida ha muerto! ¡Vive hoy más que nunca!

Otros artículos del autor:

Historia Isla de la Juventud
Mayra Lamotte Castillo
Mayra Lamotte Castillo

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana; tiene más de 40 años en la profesión.

Colaboradores:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *