¿Qué tal? ¿Cómo les va? Una compañera me intercepta en la calle y me asegura que la vida es un eterno combate: “Es dura pero se sale adelante, lo malo es achantarse, conformarse, no luchar y criticar a quienes se trazan metas; yo tengo una vecina que se pasa el día entero así, lamentándose y cuestionando.
“Y ese batallar lo aprendí de mi madre, que un día se quedó sola con siete hijos en plenas lomas del Escambray y tuvo que arreglárselas entre el fogón y el pedacito de tierra cultivado por mi padre hasta entonces. Salimos del atolladero entre todos y si logramos ciertos ahorritos fue por su ímpetu.”
Sus palabras me hicieron pensar en todas aquellas personas que se quedan atados a las escaseces y las crisis para detenerse en el camino y no progresar; pasan los años y en sus vidas desde el punto de vista personal ni laboral ocurren acontecimientos, esos que nos reafirman nuestra existencia y realizan como seres humanos.
Sí, porque en cada individuo encontramos lo que llamamos zona de confort, la cual los conduce a la prosperidad, la comodidad y el desahogo; sin embargo, si bien hallamos a quienes nunca llegan al último peldaño porque lo obtenido siempre les parecerá poco también tropezamos con los incapaces de batallar en aras de vivir mejor a pesar de los obstáculos.
A estos últimos se les conoce como “los estancados”, ellos por lo general siempre buscan excusas para vivir cada vez peor y andan tras las ventanas criticando al vecino, compañero de trabajo o supuesto amigo porque de manera honesta logra realizaciones y transforma su espacio.
No hace falta que las circunstancias nos obliguen a adoptar posturas de progreso, debemos perseverar y explotar nuestras potencialidades, e incluso, las que permanecen ocultas para reanimar nuestro entorno y hacerlo más placentero.
Mi llamado es a “los estancados” para que desaten los nudos y experimenten las tantas posibilidades que nos ofertan los plazos de la vida. Vayamos de reto en reto, porque ello significa confiar en nuestras capacidades.
Amigas y amigos, recordemos siempre que el tiempo es muy lento para quienes esperan, muy largo para los que se lamentan y muy corto para los que trabajan y luego festeja.
Los quiero