A la Jaca difícilmente la superen en rendimiento

Doctor Juan Carlos, promotor del cultivo. Foto: Wiltse Javier Peña Hijuelos

La consumió muchas veces en Brasil cuando cumplió allá su segunda misión internacionalista. “Las semillas con su pulpa, fritas, hervidas o asadas tienen sabor muy agradable, una mezcla ligeramente ácida de platanito con mango maduro. Y puede prepararse de muchas formas”.

Así caracterizó al fruto de este árbol el doctor Juan Carlos Ramos Reyes, quien radica en el policlínico de La Fe, interesado en la producción de otros alimentos a partir de especies que aquí crecen y proliferan bien aunque no se conozcan ni se tengan en cuenta todavía para el desarrollo agrícola futuro.

La jaca es un árbol muy noble, de altura media. Foto: Wiltse Javier Peña Hijuelos

“Es familia de la fruta del pan –precisa–, se colma de frutos  y cada uno, en terreno fértil, puede alcanzar hasta 50 kilogramos. Se trata de un árbol muy noble, de altura media y raíces profundas que resiste bien los ciclones; se mantiene en cosecha diez meses al año. No hay otro productor de alimento vegetal que siquiera se le acerque en rendimiento”.

Se refiere al Artocarpus Heterophyllus Lam, conocido en Brasil como yaca o vijahoó, del cual existe un ejemplar adulto en nuestro territorio –traído por los colonos norteamericanos –, cerca de La Fe, al pasar el arroyo de los Frijoles, rumbo a La Ceiba.

Según la literatura, la jaca contiene más aminoácidos que la soya y constituye un sustituto muy conveniente para cualquier alimento rico en almidones, como el arroz o la papa.

“En cuanto a sus propiedades medicinales –agrega el doctor–: controla la hipertensión y la diabetes mellitus, tiene efecto antinflamatorio, es antioxidante, mejora la circulación, es afrodisíaco, estimula el sistema inmunológico, libera los radicales libres, bueno para las afecciones gástricas, contiene un alto contenido proteico y el calcio de su pulpa, por su gran contenido en vitamina C, es absorbido por el organismo humano o animal al ciento por ciento”.

Ahora mismo es un árbol de moda en Europa, sobre todo en España, donde se está sembrando intensamente por sus propiedades medicinales, alimenticitas y de resistencia al clima.

“Tengo ya unas 100 posturas en vivero, listas para su siembra definitiva dentro de un par de meses, como lo vi en Brasil: a 25 metros una de otra. Hoy preparo un ciclo de conferencias para pasar por las diferentes cooperativas, darles a conocer las bondades de esta planta e incentivar su siembra. Un fruto contiene de 300 a 500 semillas comestibles y, según he comprobado, germinan todas. Su base genética resulta suficiente para cualquier propósito, capaz de darnos su primera cosecha antes de cuatro años; mucho antes si se injerta”, concluyó.

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