Cuba-EE.UU: En escena los viejos muchachones

Trump recibió recientemente en su despacho de la Casa Blanca a los principales personeros de la brigada mercenaria derrotada en Playa Girón, a petición del Senador Marco Rubio.
Trump recibió recientemente en su despacho de la Casa Blanca a los principales personeros de la brigada mercenaria derrotada en Playa Girón, a petición del Senador Marco Rubio.

En Estados Unidos siempre se ha trabajado en la confección de un plan subversivo integral contra Cuba ajustado a los acontecimientos, con sus ramas políticas e ideológicas abiertas y sus operaciones encubiertas para usar todas las herramientas que hagan falta en el propósito de desestabilizar el orden interno nacional y lograr los objetivos de destruir a la Revolución.

Lo que ha hecho Donald Trump ha oxigenado a esa frustrada derecha de origen cubano. Los acontecimientos se han disparado tan pronto como el presidente concluyó su discurso retórico ante aquel público histérico, de apátridas, mercenarios, y, de modo especial, con la presencia de un grupo amplio de terroristas que ha sembrado luto y muerte en el seno de nuestro pueblo a lo largo de más de 55 años. Aplaudían frenéticamente a cuanta frase amenazante pronunciaba contra nuestro país y a la promesa de ser duros contra nuestra heroica nación.

Casi inmediatamente después del discurso del jefe del imperio, organizaciones de la mafia y mercenarios que viven en la Isla ofrecieron una conferencia de prensa en un centro cultural de Miami para calificar de “exitoso” el giro de la política de la administración en sus relaciones con nuestro país y enfatizar que a juicio de ellos lo dicho por Trump marca “una nueva era”.

Lo más significativo es que pasadas varias horas del show en el miamense teatro Manuel Artime, se produjo un acontecimiento que no ha tenido mucha divulgación, pero es muy llamativo y, como algunos expertos en Estados Unidos han señalado, no es algo casual: el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Mike Pompeo, se reunió en Langley con varios miembros de la Brigada mercenaria 2506 encabezados por Félix Rodríguez Mendigutia el Gato y otras personajes, entre ellos el comisionado del condado de Miami-Dade, Esteban Bovo Jr., el Sheriff Jorge Gutiérrez Izaguirre y el senador cubanoamericano, Marco Rubio.

El mercenario de la 2506, y también empresario de origen cubano José Pepe Cancio, calificó de “muy agradable”, el encuentro y se deshizo en elogios sobre el modo en que fueron atendidos por el jefe de la CIA. “Nos atendió en su salón de reuniones privado, fue muy agradable… Según la nota que se ha divulgado, Pepe Cancio relató que poco antes de comenzar el encuentro con Pompeo, los brigadistas coincidieron en la sede de la CIA con el presidente guatemalteco, Jimmy Morales, a quien le expresaron el deseo de recuperar un avión utilizado durante la invasión de Bahía de Cochinos, en 1961.

“Hace años, varios amigos míos han estado tratando de conversar con varias personas en el gobierno guatemalteco y hasta ahora nunca habíamos tenido la oportunidad de poder hablar con un presidente de Guatemala y pudimos conversar con él”, explicó entusiasmado. Cancio dijo que ya cuentan con los medios para traerlo a Miami, una vez que reciban el autorizo del país centroamericano, nación que describió como muy ligado a la lucha del exilio cubano.

La CIA y sus “viejos guerreros”

Los mercenarios y Rubio en la sede de la CIA.
Los mercenarios y Rubio en la sede de la CIA.

Si algo han probado los hechos es que esta gente siempre se conduce hacia los extremos con tal de mantener el acceso al poder y no poco es su envalentonamiento tras el discurso de Donald Trump. Pero cuál es el mensaje adicional de la reunión de los “viejos guerreros” con Pompeo.

El presidente de los veteranos de la brigada mercenaria 2506, Humberto Chino Argüelles (en realidad es Díaz-Arguelles, pero se quitó el Díaz), dijo por su parte que “la llegada de Trump demuestra que nunca se ha dejado de luchar por la libertad de Cuba”.

Si la CIA vuelve a asomar sus fauces de manera tan pública en el ambiente miamesco, ¿puede interpretarse como que se abrirá otra vez la caja de Pandora donde la palabra mágica dinero moviliza y desata pugnas facciosas de entre los múltiples grupúsculos que buscan beneficiarse con la industria anticubana y cuya meta ha sido siempre en estos casi 60 años sacar utilidades?

¿Pretenderán utilizar otra vez a estos “viejos guerreros” en las andadas de las acciones encubiertas para ver quien recibe más e intentar dominar por la vía del terror el escenario que hoy les resulta complejo y adverso a épocas pasadas, tanto en la comunidad cubana, como en nuestra Patria? ¿Proyectarán usarlos otra vez como “la efectiva tuerca para favorecer la agresiva política del presidente en el exterior” y recularán a las acciones conspirativas de Dallas y Watergate?

Por lo pronto, de Mike Pompeo se puede esperar cualquier cosa. Es uno de los representantes de la línea más dura del Partido Republicano con amplia experiencia en asuntos de inteligencia, de seguridad nacional y militares.

Figura destacada de la facción ultraconservadora republicana Tea Party, como legislador fue crítico del acuerdo nuclear de la administración de Barack Obama con Irán. También ha defendido programas de recolección masiva de datos personales por parte de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) y es un firme defensor de que se mantenga abierto el centro de detenciones en la ilegal base naval de Guantánamo.
Según los despachos sobre su trayectoria, Pompeo defendió a la CIA después de la publicación del Informe del Comité de Inteligencia del Senado sobre la Tortura en 2014, que detalla esas prácticas criticadas por violación de derechos humanos. “Estos hombres y mujeres no son torturadores, son patriotas”, dijo.

Cría cuervos y te sacarán los ojos

Como BOHEMIA publicó en un anterior comentario –y ahora prosigue– Trump se codeó en Miami con la flor y nata de una mafia que se distingue por aprovecharse del dinero de los contribuyentes y buscar pretextos para ver si algún día los gobernantes norteamericanos se atreven a intervenir directamente en Cuba.

Allí estaban los Díaz-Balart. No solo Mario, sino también Lincoln que igualmente fue congresista y renunció antes de que le partieran la siquitrilla por acciones fraudulentas. Si algo caracteriza a esta familia batistiana es la habilidad y su perenne flexibilidad ética.

Desde el viejo Rafael que fue uno de los dirigentes más activos del aparato de represión de la tiranía batistiana. Cuando llegó a Miami en los primeros días de enero de 1959 con el apoyo de las autoridades norteamericanas fundó la organización terrorista La Rosa Blanca, integrada por asesinos y torturadores, como el sangriento coronel Pilar García, personaje con nombre de mujer y alma de hiena que se distinguió por su sadismo y crueldad, o el teniente coronel Merob Sosa que realizó horribles matanzas con cientos de campesinos en la Sierra Maestra y que su terrorífica actuación fue célebre por una frase: “¿qué pasa si Sosa pasa?”.

Lincoln, ahijado del dictador Fulgencio Batista, y fanático partidario del uso del terrorismo contra Cuba, desde su cargo de congresista abiertamente recomendó a la Casa Blanca en época de Clinton una suspensión “temporal” de la ley de neutralidad y permitir a los terroristas de Miami que lanzaran ataques contra la Isla. Tiene entre sus “méritos” haber ejercido influencia para la liberación y admisión en Estados Unidos del asesino Orlando Bosch Ávila y de haber presionado para la liberación del otro archicriminal, Luis Posada Carriles. Igualmente, y con absoluta impunidad, en dos ocasiones ante espacios públicos de la televisión y la radio clamó por el magnicidio de Fidel: “Estados Unidos debe asesinarlo”, dijo.

El excongresista Lincoln Díaz-Balart se ha dedicado a reorganizar el grupo mafioso clandestino creado por su padre, La Rosa Blanca, lo cual hizo con la presencia de la Loba Feroz, la congresista Ileana Ros-Lehtinen, y del senador Marco Rubio con el propósito de recuperar a su favor una tajada de los millonarios fondos del presupuesto federal destinados a desestabilizar a Cuba.

Igual propósito persigue Silvia Hediondo (perdón Iriondo), una canosita que se veía detrás de Trump en el talk show del teatro Artime, sacando la cabeza para que la vieran bien en Miami… y en Washington, porque ella es otra de las que anda detrás del dinero que suministran las agencias gubernamentales estadounidenses para la subversión en Cuba, y así también vivir del cuento.

Iriondo, cuyo verdadero nombre es Silvia Goudie Medina, es hija de un mercenario de la fracasada invasión CIA de Playa Girón, y ha hecho de la lucha contra Cuba un nivel de opulencia desde la creación de su criatura Madres y Mujeres AntiRepresión (M.A.R.), que subsidia generosamente el gobierno norteamericano. Baste recordar que esta mujer y los integrantes de su organización dijeron cuando el secuestro del niño Elián que preferían que este muriese, antes que devolvérselo a su padre y familiares en Cuba.

Como se ha denunciado en otras oportunidades, esta señora trata de buscar dinero y para ello promueve todas las campañas contra Cuba que ha protagonizado la extrema derecha miamense y apoyan y estimulan a la contrarrevolución. Amparada en su supuesto humanismo también hacen llamamientos a la desobediencia civil. Envían apoyo financiero y cientos de documentos con propaganda subversiva a los mercenarios de la llamada disidencia. Se visten de negro, y ahora también de blanco en señal de luto, manejando el tema cubano como se vende un producto.

Se dice que ella rivaliza con otro camaján de la política anticubana, el connotado contrarrevolucionario Orlando Gutiérrez Boronat, secretario nacional del denominado Directorio Democrático Cubano, con sede en Miami, de larga trayectoria terrorista como miembro en la organización Abdala cuando estaba fusionada al violento Frente de Liberación Nacional Cubano, que fue calificado por la CIA en su estudio “Diagnóstico y Pronóstico del Terrorismo Internacional y Transnacional” de 1976, como la organización terrorista de cubanos más activa en Estados Unidos entre 1968 y 1975. Eso sin contar su participación en la secta Jóvenes de la Estrella y sus servicios a las agencias de inteligencia y subversión norteamericanas, que durante décadas han tratado de derrocar a la Revolución cubana.

Gutiérrez Boronat, recordó el fallecido periodista Jean Guy Allard, promocionó Junto a Ana Carbonell, entonces jefa de la oficina en Miami de Lincoln Díaz-Balart, un reporte difamador sobre la supuesta vinculación de Cuba con los movimientos terroristas islámicos, que fue publicado precisamente en septiembre de 2001, tras los trágicos y condenables actos de terror ocurridos en territorio norteamericano, tratando de persuadir que el Washington de George W. Bush atacara a nuestro país.

Gutiérrez Boronat, para seguir bailando al compás de la danza de los millones proporcionados por Washington, alabó el acto de Trump: “Hoy es un día de victoria, es una victoria estratégica de la resistencia cubana del exilio. Hemos demostrado que no nos pueden borrar”.

Y no se puede dejar de mencionar a otra estrella de la farándula cavernícola que estaba pavoneándose junto al presidente de Estados Unidos: Antonio D. Esquivel, flamante “presidente” de la supuesta Junta Patriótica Cubana, connotado terrorista desde sus tiempos en la dirección de la contrarrevolucionaria organización autoproclamada Movimiento de Recuperación Revolucionaria y que más de una vez conspiró junto a cabecillas de los grupos más violentos en Miami, como el estafador y asesino Tony Calatayud, Roberto Frómeta de los Comandos F-4 y otros jefes militares de Alpha 66, para “tumbar a bombazos” a la Revolución.

Esta Junta es una coalición de varios grupúsculos contrarrevolucionarios y anacrónicas tendencias políticas de la emigración cubana que fue creada por un personero de la seudorepública, Tony Varona, con vínculos a las tenebrosas operaciones de la CIA contra la Isla.

Tales son algunos de los carcamales que llenaron de alabanzas a Donald Trump en el teatro Artime y hasta le cantaron “Feliz Cumpleaños”. Trump tendrá que chocar con la misma piedra de algunos de sus antecesores para darse cuenta que a esta gente le pega bien aquello de “cría cuervos y te sacaran los ojos”.

Trump saluda desde su asiento presidencial al asesino del Che, Félix Rodríguez Mendigutía.
Trump saluda desde su asiento presidencial al asesino del Che, Félix Rodríguez Mendigutía.

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